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31 de julio de 2025 a las 02:05
Control al volante: ¿qué dice la psicología?
¿Te molesta que te den indicaciones al volante? No estás solo. De hecho, la ciencia tiene mucho que decir al respecto. Conducir es una actividad compleja que exige concentración, control y una toma de decisiones rápida y constante. Imagina que estás en medio de ese flujo, calculando distancias, anticipando movimientos de otros conductores, y de repente, una voz desde el asiento del copiloto interrumpe tu proceso mental con un: "¡Cuidado!", "¡Frena!", o peor aún, "¡Por ahí no!". ¿Te suena familiar esa sensación de irritación que sube como la marea?
La psicología nos explica que esta reacción es totalmente normal. Cuando conducimos, estamos ejerciendo un control sobre nuestro entorno, una especie de dominio que satisface una necesidad básica de autonomía. Las indicaciones, aunque bien intencionadas, pueden percibirse como una intromisión en ese control, una especie de cuestionamiento a nuestra capacidad al volante. Es como si nos dijeran que no somos capaces de manejar la situación por nosotros mismos, lo cual, naturalmente, genera una respuesta defensiva. Y esta respuesta se intensifica si las indicaciones son dadas en un tono autoritario, repetitivo o, simplemente, con una frecuencia que sobrepasa nuestro umbral de tolerancia.
El coche, además, se convierte en una extensión de nuestro espacio personal. Es nuestro pequeño reino móvil, donde nos sentimos a salvo y en control. Cualquier interferencia en ese espacio, ya sea física o verbal, puede interpretarse como una invasión, activando nuestros mecanismos de defensa. Es como si alguien entrara en nuestra casa y empezara a reordenar los muebles sin nuestro permiso. La molestia, en este caso, está más que justificada.
El factor emocional también juega un papel crucial. El cansancio, el estrés y la ansiedad, tan comunes en el ajetreo diario, reducen nuestra capacidad de tolerar cualquier tipo de interrupción, incluyendo las indicaciones al conducir. Imagina que has tenido un día agotador en el trabajo, estás atrapado en un atasco y, para colmo, recibes un bombardeo constante de indicaciones. En ese estado, incluso el consejo más constructivo puede ser la gota que derrame el vaso.
Los expertos en seguridad vial advierten, además, que el estrés tiene un impacto negativo en nuestra capacidad de conducir. Disminuye la concentración, aumenta el tiempo de reacción y puede provocar comportamientos impulsivos e incluso agresivos. Por lo tanto, un ambiente tenso dentro del coche, generado por la insistencia en las indicaciones, no solo es incómodo, sino que también puede ser peligroso.
Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar conflictos al volante? La comunicación es clave. Si eres el copiloto, intenta ofrecer tus sugerencias de manera respetuosa y constructiva, evitando el tono imperativo y las repeticiones innecesarias. Si eres el conductor, expresa tus necesidades con claridad y calma, explicando que prefieres concentrarte en la carretera sin distracciones. Recuerda, la empatía y el respeto mutuo son fundamentales para una convivencia pacífica, incluso dentro del coche. Al final, el objetivo común es llegar a destino de forma segura y sin tensiones. Un viaje tranquilo es, sin duda, un viaje más placentero.
Fuente: El Heraldo de México