Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Crimen

30 de julio de 2025 a las 18:10

Confesión y fuga: el crimen de Érica

La sombra del feminicidio se extiende nuevamente, dejando una estela de dolor y consternación en Argentina. Érica Almirón Romero, una joven vida truncada a los 24 años, se convierte en otro nombre que se suma a la larga lista de víctimas de la violencia de género. Un escalofrío recorre la espina dorsal al leer la confesión dejada por su feminicida: "Maté a Érica, lo siento mamá". Palabras frías, desprovistas de arrepentimiento genuino, que resuenan como un eco macabro en la tragedia que envuelve a la familia Almirón Romero.

El hallazgo del cuerpo sin vida de Érica en su propia casa, este lunes, ha conmocionado a la comunidad. La escena, descrita con crudeza por los medios locales, habla de una muerte violenta: estrangulada, con una media sobre su cama, un detalle que añade un matiz aún más perturbador a este acto de barbarie. La ausencia de su celular apunta a un posible intento del agresor por borrar sus huellas, un gesto que, sin embargo, no logró impedir que la justicia comenzara a tejer la red que lo atraparía.

La historia de Érica, como la de tantas otras víctimas, nos habla de una relación tóxica que culminó en tragedia. Tras tres años de noviazgo, la joven decidió poner fin a su relación con Joaquín Alfredo Pérez, de 29 años. Este quiebre, lejos de ser aceptado, parece haber desatado la furia incontrolable del hombre, quien, incapaz de procesar la ruptura, optó por el camino más atroz: arrebatarle la vida a quien alguna vez dijo amar. La nueva relación que Érica había iniciado poco tiempo después, se configura como un posible detonante de la ira desmedida de su expareja, un cruel recordatorio de que el control y la posesión, disfrazada de amor, pueden llevar a las consecuencias más extremas.

La confesión escrita, un grito silencioso de culpabilidad, fue la clave que permitió a los padres de Pérez reaccionar y dar aviso a las autoridades. En una carrera contra el tiempo, se desplegó un operativo que culminó con la detención del joven en una central camionera. A punto de abordar un camión con destino a Misiones, todo indica que Pérez planeaba cruzar la frontera hacia Paraguay, buscando escapar de la justicia y de las consecuencias de su brutal acto.

Este caso, lamentablemente, vuelve a poner sobre la mesa la urgente necesidad de redoblar los esfuerzos en la lucha contra la violencia de género. La educación, la prevención y la aplicación efectiva de la ley son pilares fundamentales para erradicar este flagelo que sigue cobrando vidas y dejando familias destrozadas. El recuerdo de Érica Almirón Romero debe servir como un llamado a la reflexión, un impulso para construir una sociedad donde las mujeres puedan vivir libres de violencia y miedo. Su nombre, al igual que el de tantas otras víctimas, no debe quedar en el olvido, sino convertirse en un símbolo de la lucha por un futuro donde la igualdad y el respeto sean la norma.

Fuente: El Heraldo de México