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30 de julio de 2025 a las 08:55

Calor extremo en Monterrey: ¡Mantente hidratado!

El sol implacable se cierne sobre Monterrey, pintando un cielo azul intenso que contrasta con el asfalto incandescente. El miércoles 30 de julio de 2025 no ofrece respiro alguno, sumergiendo a la ciudad regia en otra jornada de un verano que se escribe en la historia como uno de los más calurosos y secos. La humedad, cual manto invisible, abraza a los regiomontanos, amplificando la sensación térmica y convirtiendo el simple respirar en un acto que demanda esfuerzo.

Desde el amanecer, el bochorno se instala en las calles, preludio de una jornada agobiante. Los termómetros, implacables, marcan 24°C en las primeras horas, un valor que engaña, pues la ausencia de nubes y el sol radiante intensifican la percepción del calor. Las superficies pavimentadas, convertidas en hornos al aire libre, devuelven el calor con creces, alimentando el efecto “isla de calor” que convierte a Monterrey en un horno urbano.

Al avanzar el día, el mercurio escala sin piedad, alcanzando los 37°C en las horas de la tarde. Este calor extremo no es un mero inconveniente, sino un riesgo real para la salud, especialmente para los más vulnerables: niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. La humedad, que ronda el 60%, agrava la situación, dificultando la evaporación del sudor y limitando la capacidad del cuerpo para regular su temperatura.

La noche, lejos de ofrecer alivio, prolonga el tormento. Aunque los termómetros descienden ligeramente hasta los 29°C, la persistente humedad impide un refrescamiento significativo. El sueño se convierte en un anhelo esquivo para muchos, quienes dan vueltas en la cama, buscando en vano una tregua al calor que se aferra a la ciudad.

Las autoridades ambientales, conscientes del peligro latente, mantienen una vigilancia constante sobre las áreas verdes periurbanas, donde el riesgo de incendios forestales se incrementa exponencialmente con la sequía. Las recomendaciones se multiplican en los medios de comunicación: evitar la exposición prolongada al sol, hidratarse constantemente, utilizar ropa ligera y de colores claros, y prestar especial atención a los grupos más vulnerables.

La falta de precipitaciones, confirmada por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), prolonga el ciclo de sequía y calor. Mientras otras regiones del país reciben la bendición de la lluvia, en el noreste de Nuevo León el cielo permanece despejado, intensificando la aridez del paisaje. Este panorama, lejos de ser una postal veraniega, se convierte en una preocupación creciente para la población y las autoridades.

Más allá del impacto en la salud, el calor extremo afecta la vida cotidiana de los regiomontanos. La movilidad se ve afectada, las actividades al aire libre se reducen al mínimo, y el consumo energético se dispara a medida que los aires acondicionados trabajan a toda marcha. La economía local también resiente los efectos, con la disminución de la productividad y el aumento de los gastos relacionados con la mitigación del calor.

La situación actual exige una respuesta integral, que combine medidas individuales y colectivas. Desde la adopción de hábitos de vida saludables hasta la implementación de políticas públicas que promuevan la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático, Monterrey se enfrenta al desafío de construir un futuro resiliente al calor extremo, donde el bienestar de sus habitantes sea la prioridad. El verano de 2025, con su calor implacable, se convierte en un llamado de atención, una oportunidad para repensar la relación de la ciudad con su entorno y construir un futuro más fresco y habitable.

Fuente: El Heraldo de México