
30 de julio de 2025 a las 04:30
Bebé respira tranquilo gracias al ISSSTE Morelos
La historia de este pequeño guerrero, nacido en Durango, es un testimonio conmovedor de la perseverancia, la colaboración médica y el amor incondicional de una familia. Desde su primer aliento, este bebé luchó contra un síndrome polimalformativo que comprometía su respiración, un desafío que requirió la intervención de un equipo médico multidisciplinario y la coordinación entre instituciones. Imaginen la angustia de sus padres al ver a su recién nacido enfrentarse a esta dificultad, la incertidumbre del diagnóstico y la esperanza puesta en la pericia de los profesionales de la salud.
El Hospital General “Dr. Ramón Santiago y Cajal” en Durango se convirtió en el primer escenario de esta batalla por la vida. Allí, el Dr. José Luis Salazar Arana y su equipo, con la premura que exige la situación, aplicaron un procedimiento con radiofrecuencia transnasal y bucal, una técnica que buscaba abrir las vías respiratorias del pequeño. El neonatólogo, con ojo experto, detectó la dificultad respiratoria y, junto al otorrinolaringólogo, confirmaron la malformación en la fosa posterior de la nariz. Podemos visualizar la escena: la concentración del equipo médico, la precisión de sus movimientos, la esperanza de que cada pequeño avance signifique una victoria en esta lucha contra el tiempo.
Sin embargo, la complejidad del caso requería una atención más especializada. La decisión fue tomada: el bebé, acompañado de sus padres, sería trasladado al Hospital Regional de Alta Especialidad (HRAE) “Centenario de la Revolución” en Morelos, un centro con la infraestructura y el personal capacitado para enfrentar este tipo de desafíos. Imaginen el viaje, la mezcla de miedo y esperanza en el corazón de los padres, cada kilómetro recorrido una prueba de fe en la medicina y en el futuro de su hijo.
En Morelos, bajo la dirección del Dr. Luis Raúl Meza López, un equipo de especialistas se preparó para recibir al pequeño guerrero. Cirujanos maxilofaciales, otorrinolaringólogos, pediatras, todos unidos en un frente común contra la adversidad. Dos cirugías fueron necesarias: una plastia nasal para reconstruir la nariz y una segunda intervención para modificar el tamaño de los tubos en las vías respiratorias y perfeccionar la reconstrucción maxilofacial. Cada procedimiento, un paso más hacia la victoria, una muestra de la dedicación y la precisión de estos héroes de bata blanca.
Finalmente, tras semanas de lucha, llegó el día tan esperado: el alta médica. El bebé, ahora con un kilo más de peso, un símbolo de su fortaleza y su capacidad de recuperación, regresó a casa con sus padres. La alegría del reencuentro, el alivio de saberlo a salvo, la gratitud hacia el equipo médico que lo hizo posible, son sentimientos que llenaron el corazón de esta familia.
Este caso de éxito no solo es un triunfo de la medicina, sino también un ejemplo de la importancia de la colaboración entre instituciones. Desde Durango hasta Morelos, la red de apoyo del ISSSTE, encabezada por Martí Batres Guadarrama, se tejió con la urgencia y la eficiencia que demanda la atención de un recién nacido en peligro. La comunicación fluida, la coordinación entre los equipos médicos y la disposición de recursos fueron claves para lograr este resultado. Este pequeño guerrero, con su lucha por la vida, nos recuerda el valor de la solidaridad y la importancia de un sistema de salud que trabaja unido para proteger a los más vulnerables. Su historia es un canto a la esperanza, una demostración de que, incluso en las circunstancias más difíciles, la vida encuentra su camino.
Fuente: El Heraldo de México