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29 de julio de 2025 a las 07:40

¡Viva la Guelaguetza 2026!

La Guelaguetza 2025, un verdadero festín para los sentidos, culminó su cuarta y última edición del año dejando una huella imborrable en los corazones de más de 11 mil asistentes. Desde la Rotonda de la Azucena, la magia de Oaxaca se desplegó en todo su esplendor, irradiando cultura, música, tradición y una alegría contagiosa que resonó en cada rincón del cerro de la Bella Vista.

Patricia Casiano Zaragoza, la Diosa Centéotl 2025, encarnó el espíritu de la fiesta, representando con orgullo a su pueblo mazateco y a las mujeres indígenas del mundo. Sus palabras, cargadas de emoción, resonaron en el ambiente: "¡Soy de la tierra en donde Dios nunca muere!", un grito que encapsula la profunda conexión de Oaxaca con sus raíces y la fuerza de su identidad.

El gobernador Salomón Jara Cruz, acompañado de la presidenta honoraria del Sistema DIF Oaxaca, Irma Bolaños Quijano, presenció el despliegue de la riqueza cultural de los 16 pueblos originarios y afromexicano de la entidad. La presencia de distinguidas personalidades, como el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, y la exdirectora de Fomento Cultural Banamex, Cándida Fernández de Calderón, entre otros, subrayó la trascendencia de esta celebración a nivel nacional.

Bajo el radiante sol de julio, las Chirimías de Valles Centrales dieron inicio a la fiesta tras entonar el himno "Dios nunca muere". A partir de ese momento, una cascada de colores, música y tradición inundó la rotonda. Desde el enérgico fandango de Loma Bonita hasta la enigmática Danza de los Chilolos de Chalcatongo de Hidalgo, cada delegación ofreció una muestra única de su patrimonio cultural.

La Danza de la Aguja de Santo Tomás Ocotepec, declarada patrimonio cultural inmaterial de Oaxaca, cautivó al público con su precisión y simbolismo. La alegría de Villa Sola de Vega, con sus sones y chilenas, contrastó con la intensidad de la Danza de los Diablos de San Sebastián Tecomaxtlahuaca. La representación de la venta de leche y el labrado de cera de Juchitán de Zaragoza, con sus mujeres ataviadas con garbas y flores bordadas, añadió un toque de elegancia y tradición.

Con la llegada de la noche, la Danza de la Pluma de Cuilápam de Guerrero desplegó su majestuosidad, evocando el mestizaje cultural que marcó la historia de Oaxaca. El inigualable Jarabe Mixteco de Huajuapan de León desató la euforia de los asistentes, quienes ondearon sus sombreros de palma al ritmo de la "Canción Mixteca".

La Guelaguetza 2025 también fue escenario de momentos históricos. Santa Cruz Xoxocotlán se presentó por primera vez en la rotonda con su fandango Xoxeño y el ritual del guajolote, mientras que el imponente baile de Flor de Piña de San Juan Bautista Tuxtepec arrancó una ovación unánime.

El broche de oro lo pusieron las Chinas Oaxaqueñas de Casilda Flores, quienes, con sus marmotas, faroles y canastas multicolores, invitaron a todos a unirse en un espíritu de fraternidad al ritmo del Jarabe del Valle.

Un espectáculo de luces y juegos pirotécnicos iluminó el Cerro del Fortín y la ciudad de Oaxaca, despidiendo así una de las celebraciones más importantes de Latinoamérica. El gobernador Salomón Jara, en un gesto de reconocimiento y unidad, bailó y convivió con las delegaciones, celebrando la preservación y el engrandecimiento de esta invaluable tradición. La Guelaguetza 2025 no fue solo una fiesta, fue una reafirmación de la identidad, la alegría y la riqueza cultural de Oaxaca, un legado que se perpetúa a través de las generaciones.

Fuente: El Heraldo de México