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29 de julio de 2025 a las 09:25
Turquía: Puente entre dos mundos
La asombrosa transformación de Turquía en una potencia industrial y tecnológica de defensa nos ofrece valiosas lecciones, especialmente para países como México que buscan consolidar su posición en el escenario global. A principios del siglo XXI, la identidad geopolítica de Turquía se percibía como dividida entre Occidente y el mundo islámico. Sin embargo, en las últimas dos décadas, Turquía ha trazado un camino propio, expandiendo su influencia en diversas regiones, desde Europa del Este hasta Asia Central, estableciendo una sólida presencia militar y construyendo una industria de defensa de vanguardia.
Este desarrollo no se limita a la producción de armamento convencional. Turquía ha invertido en tecnologías de punta, desarrollando aviones de combate de quinta generación, drones de última generación, misiles hipersónicos y una amplia gama de sistemas de defensa. Este avance tecnológico no solo fortalece la capacidad militar de Turquía, sino que también la convierte en un proveedor atractivo para otros países, diversificando su economía y ampliando su esfera de influencia.
La experiencia turca demuestra que la aparente dicotomía entre Oriente y Occidente no es un obstáculo insalvable. Turquía ha sabido capitalizar su posición geográfica y cultural para construir puentes y forjar alianzas estratégicas en ambas direcciones. Este enfoque pragmático y multidimensional es un ejemplo a seguir para países que se encuentran en situaciones geopolíticas complejas.
México, al igual que Turquía, es un país del G20 con una diáspora significativa que contribuye a su economía. Si bien las circunstancias geopolíticas de México son diferentes, la estrategia turca de diversificación económica y desarrollo tecnológico ofrece un modelo inspirador. México podría explorar oportunidades para fortalecer su industria de defensa, no solo para garantizar su seguridad nacional, sino también para impulsar la innovación tecnológica y generar nuevas oportunidades económicas.
Más allá del ámbito militar, la experiencia turca destaca la importancia de la inversión en investigación y desarrollo, la formación de capital humano especializado y la creación de un ecosistema propicio para la innovación. Estos elementos son cruciales para el desarrollo de cualquier sector industrial y son especialmente relevantes en el contexto de la industria de defensa, donde la tecnología juega un papel determinante.
La lección que nos deja Turquía es que la geopolítica no es un destino, sino una herramienta. La capacidad de un país para navegar en el complejo tablero internacional depende de su visión estratégica, su capacidad de adaptación y su voluntad de invertir en su propio desarrollo. En este sentido, el caso turco ofrece un ejemplo de cómo un país puede superar las divisiones aparentes y forjar su propio camino hacia el éxito.
Por otro lado, la creciente presencia de México en la agenda de Washington, aunque motivada en parte por la dinámica bilateral, también refleja la importancia estratégica de México en la región. Sin embargo, esta atención no está exenta de desafíos. La interdependencia económica entre México y Estados Unidos, así como las políticas internas de ambos países, generan tensiones y complejidades que requieren una gestión cuidadosa.
Las decisiones de la administración estadounidense, en particular las relacionadas con el comercio y la migración, tienen un impacto directo en la economía mexicana y en la relación bilateral. Al mismo tiempo, las políticas internas de México, incluyendo las relacionadas con la energía y la seguridad, son objeto de escrutinio por parte de Estados Unidos y de la comunidad internacional.
En este contexto, es fundamental que México fortalezca su posición estratégica mediante la diversificación de sus relaciones comerciales, la promoción de la inversión extranjera y el impulso a la innovación tecnológica. Asimismo, es crucial que México aborde los desafíos internos relacionados con la seguridad, la gobernabilidad y el desarrollo económico, con el fin de consolidar su posición como un actor clave en la región y en el escenario global. La creciente atención que México recibe en Washington puede ser una oportunidad para fortalecer la relación bilateral y para impulsar una agenda común en temas de interés mutuo, como el comercio, la migración y la seguridad.
Fuente: El Heraldo de México