
29 de julio de 2025 a las 21:55
Mecano y el género no binario: ¿Visionarios musicales?
Mucho antes de que la fluidez de género se convirtiera en un tema de conversación cotidiano, Mecano, con su singular estilo, ya exploraba la complejidad de la identidad más allá del binario hombre-mujer. En 1982, "Solo soy una persona", un tema breve pero potente, se presentaba como el lado B del sencillo "Maquillaje". Si bien no alcanzó la misma popularidad que otros himnos del grupo como "Hijo de la Luna" o "Cruz de Navajas", esta canción, con su mensaje conciso y directo, resonaba con una realidad a menudo silenciada. Mientras temas como "El 7 de septiembre", "Aire" o "Mujer contra Mujer" se extendían por varios minutos, "Solo soy una persona", con su duración de menos de dos minutos, dejaba una huella profunda en quienes conectaban con su letra. Es fascinante cómo una canción tan breve puede anticipar debates contemporáneos.
La genialidad de Mecano residía en su capacidad para abordar temas complejos con una aparente sencillez. "Solo soy una persona" es un ejemplo perfecto de ello. La letra, escrita por José María Cano, construye una narrativa a través de negaciones, descartando características asociadas a objetos, animales y, finalmente, a los géneros tradicionales. Esta estrategia no solo refuerza la individualidad del sujeto, sino que también cuestiona la validez de las etiquetas impuestas por la sociedad. Es interesante observar cómo esta canción, casi proféticamente, se conecta con personajes contemporáneos como Najimi Osana del anime "Komi-san no puede comunicarse", cuya identidad de género fluida desafía las convenciones.
Analizando la letra, encontramos una estructura ingeniosa. La primera estrofa utiliza ejemplos concretos como aviones y peces, negando la posesión de características específicas para desmontar la idea de que una sola cualidad define la identidad. Esta analogía se puede extrapolar al sexo biológico, sugiriendo que la presencia o ausencia de ciertos órganos no determina la totalidad del ser. La segunda estrofa continúa con esta lógica, negando atributos de motos y fotografías, para luego afirmar la tridimensionalidad del sujeto, una metáfora de la complejidad humana que trasciende la superficialidad de las apariencias.
La canción prosigue con una serie de negaciones que abarcan elementos dispares como árboles de Navidad, flores, ratas y latas. Esta diversidad de imágenes refuerza la idea de que la identidad es un mosaico complejo y no puede ser reducida a una sola categoría. El coro, con su repetición insistente de "Solo soy una persona", cristaliza el mensaje central: la reivindicación de la individualidad por encima de cualquier etiqueta de género. La repetición no es casual, funciona como un mantra que refuerza la afirmación y la graba en la mente del oyente.
Finalmente, la canción regresa a la estrategia inicial, negando características de relojes, radios y estadios, para concluir con la reiteración del coro. Este cierre circular refuerza la idea principal y deja una impresión duradera en el oyente.
Es asombroso cómo "Solo soy una persona", escrita décadas antes de la visibilización del género no binario, anticipa debates actuales. La canción no solo refleja la visión vanguardista de Mecano, sino que también demuestra el poder de la música para abordar temas complejos y promover la reflexión. El resurgimiento de esta canción en la actualidad nos invita a revisitar el legado de Mecano y a reconocer su contribución a la conversación sobre la identidad de género. Es una muestra de cómo el arte puede ser un catalizador para el cambio social y una herramienta para comprender la complejidad de la experiencia humana. "Solo soy una persona" es más que una canción; es un testimonio de la lucha por la autodefinición y la búsqueda de una sociedad más inclusiva.
Fuente: El Heraldo de México