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29 de julio de 2025 a las 09:20

El Futuro es Hoy: Diseña el Siglo XXII

La visión de Frank Lloyd Wright sobre el arquitecto como profeta resuena con fuerza al contemplar las cinco tendencias que, con una certeza casi ineludible, moldearán el siglo XXII. Estas no son simples predicciones, sino realidades que se dibujan en el horizonte con trazos cada vez más nítidos, exigiendo una respuesta proactiva y, sobre todo, una visión de diseño que trascienda la mera estética.

El primero de estos vectores es el crecimiento demográfico, que si bien se desacelerará, alcanzará los 10.3 mil millones de habitantes para 2100. Este aumento, aunado a la imparable urbanización –que llegará a abarcar al 90% de la población mundial–, presenta un desafío monumental: ¿cómo albergar a tanta gente de forma sostenible y equitativa? La concentración urbana, si bien presenta oportunidades, también exacerba las desigualdades y tensiones sociales, demandando soluciones innovadoras en vivienda, transporte e infraestructura. El caso de México, con un 74% de población urbana, nos sitúa en una posición crucial para afrontar este reto, convirtiéndonos en un laboratorio viviente para la búsqueda de soluciones.

En paralelo, la caída de la tasa de fecundidad global por debajo de la tasa de reemplazo –un fenómeno ya palpable en países como Corea del Sur– plantea interrogantes sobre el futuro de la sociedad. Mientras en naciones desarrolladas se debate sobre las implicaciones de una población envejecida, en México, con una tasa cercana a 1.9, nos encontramos en una posición intermedia, lo que nos obliga a reflexionar sobre las políticas públicas necesarias para afrontar los cambios demográficos venideros.

El tercer elemento, y quizás el más apremiante, es el cambio climático. Un aumento de 3 a 3.5 grados Celsius en la temperatura global no es una mera cifra, sino la antesala de desastres naturales más frecuentes e intensos, hambrunas y migraciones masivas. México, con un ritmo de calentamiento superior al promedio global, se encuentra en una situación particularmente vulnerable. La pregunta no es si estos eventos ocurrirán, sino cómo nos prepararemos para mitigar sus efectos y adaptarnos a una nueva realidad climática.

La descarbonización de la economía, aunque más lenta de lo deseable, es una fuerza imparable. La creciente competitividad de las energías renovables frente a los combustibles fósiles –a pesar de los desorbitados subsidios que estos últimos aún reciben– marca un camino hacia un futuro energético más limpio. Sin embargo, la transición no está exenta de desafíos. El caso de Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, ilustra la complejidad de este proceso y la necesidad de una planificación estratégica que considere las realidades económicas y sociales.

Finalmente, el avance imparable de la Inteligencia Artificial plantea un dilema fundamental: ¿cómo nos adaptamos a un mundo donde la automatización puede desplazar masivamente la fuerza laboral? La discusión sobre la renta básica universal y la reducción de la jornada laboral, ya presente en algunos países, se vuelve imperativa. En México, con una semana laboral aún de seis días, la brecha entre la realidad actual y las futuras necesidades es evidente. Es necesario repensar el contrato social y buscar modelos que garanticen la dignidad y el bienestar en un mundo transformado por la tecnología.

Ante estas cinco tendencias ineludibles, el diseño se convierte en una herramienta crucial. No se trata solo de construir edificios o crear objetos, sino de diseñar un futuro. Un futuro que, como anhelaba Wright, sea no solo funcional, sino también bello. Un futuro donde la justicia, la inclusión y la belleza sean los pilares de una sociedad que, a pesar de los desafíos, aspire a la grandeza. La tarea que tenemos ante nosotros es monumental, pero también es una oportunidad única para reimaginar el mundo y construir un futuro digno de las generaciones venideras.

Fuente: El Heraldo de México