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29 de julio de 2025 a las 04:10

Deportada por intentar matar a su ex

La sombra de la justicia, a veces, parece alargarse con la lentitud desesperante de un glaciar. Nueve años. Nueve años han transcurrido desde aquella fatídica noche del 18 de noviembre, cuando la vida de Héctor Francisco “N” estuvo a punto de extinguirse a manos de quien, en otro tiempo, compartió sus días y sus sueños: Daniela Clarisa “N”. Nueve años en los que la impunidad pareció tejer un manto protector alrededor de la presunta agresora, mientras la herida de la víctima y su familia seguía abierta, supurando dolor e incertidumbre.

Huyendo de las consecuencias de sus actos, Daniela Clarisa buscó refugio al otro lado de la frontera, en los Estados Unidos. Creyó, quizás, que la distancia borraba el pasado, que el tiempo diluiría la gravedad de lo ocurrido. Pero la justicia, aunque lenta, no olvida. En un trabajo conjunto, silencioso y perseverante, las autoridades mexicanas y estadounidenses tejieron una red que finalmente atrapó a la fugitiva. La colaboración internacional, ese puente invisible pero sólido que une a las naciones en la búsqueda de la verdad y la reparación, demostró su eficacia.

Imaginen la escena: el puente internacional Dennis DeConcini, testigo silencioso del ir y venir de miles de historias, se convirtió en el escenario del retorno de Daniela Clarisa. No como una viajera más, sino como una persona bajo custodia, enfrentando el peso de la ley. La deportación, el primer paso en el largo camino hacia la justicia. Del control migratorio a las manos de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC), el cerco se cerraba inexorablemente.

El Centro de Reinserción Social Femenil de Hermosillo, en la capital sonorense, es ahora su morada. Los muros que la confinan, ¿serán también un espejo que refleje el dolor que causó? La espera por la audiencia de vinculación a proceso es tensa, cargada de expectativas. La Fiscalía General del Estado de Sonora, pieza clave en esta compleja trama, ha expresado su confianza en que se logrará justicia para Héctor Francisco y su familia.

Este caso nos invita a reflexionar sobre la importancia de la perseverancia en la búsqueda de la verdad, sobre la fuerza de la colaboración internacional en la lucha contra la impunidad. Nos recuerda que el tiempo, aunque parezca un aliado del olvido, también puede ser el escenario donde la justicia, finalmente, se manifiesta. La historia de Daniela Clarisa y Héctor Francisco, una historia marcada por la violencia y la huida, se convierte en un ejemplo de que, tarde o temprano, las acciones tienen consecuencias.

¿Qué pasará con Daniela Clarisa? ¿Logrará la Fiscalía demostrar su culpabilidad? ¿Encontrará Héctor Francisco, después de nueve años, la paz que la violencia le arrebató? El proceso judicial apenas comienza, y con él, la esperanza de que la justicia, aunque lenta, llegue para iluminar las sombras del pasado.

Fuente: El Heraldo de México