
29 de julio de 2025 a las 06:25
Comandante de Fiscalía de Puebla, ¡detenido!
Un manto de incertidumbre y desconfianza se cierne sobre la Fiscalía General del Estado de Puebla tras la detención de uno de sus propios comandantes, Alejandro “N”, adscrito a la Unidad de Investigación de Desaparición Forzada de Personas. La noticia, que resonó como un trueno en la tarde del lunes 28 de julio, ha generado una ola de interrogantes y ha puesto en el ojo del huracán los esfuerzos de la institución por depurar sus filas de elementos con presuntos vínculos delincuenciales. ¿Cómo es posible que un servidor público, encargado de investigar uno de los delitos más atroces y lacerantes para la sociedad, sea señalado como presunto perpetrador de actos intimidatorios?
La imagen de un comandante, figura de autoridad y garante de la justicia, empuñando un arma de fuego para amedrentar a un civil en su propio domicilio, contrasta drásticamente con la misión de la Fiscalía: proteger a la ciudadanía y perseguir el delito. Este hecho no solo vulnera la confianza depositada en las instituciones, sino que también siembra la duda sobre la integridad de las investigaciones que este comandante pudo haber llevado a cabo. ¿Cuántos casos, cuántas búsquedas de personas desaparecidas, podrían haber sido afectadas por la presunta conducta delictiva de este funcionario?
La detención de Alejandro “N”, en la colonia El Carmen, es un recordatorio brutal de la fragilidad del sistema y de la necesidad de una constante vigilancia sobre aquellos que ostentan el poder. La Fiscalía, en su comunicado, asegura “no tener tolerancia ni contemplación” ante este tipo de conductas. Sin embargo, las palabras, por sí solas, no bastan. Se requiere una investigación exhaustiva y transparente que no deje lugar a dudas sobre la veracidad de los hechos y la posible implicación de otros funcionarios. La ciudadanía exige respuestas, exige saber si existen redes de corrupción dentro de la propia Fiscalía que protegen a elementos como Alejandro “N” y les permiten operar al margen de la ley.
El caso se complica aún más con la mención de un tercer individuo, Federico “N”, alias “El Patuleco”, cuyas supuestas actividades ilícitas habrían sido el detonante de la intimidación por parte del comandante. ¿Qué tipo de relación existe entre ambos? ¿Se trata de un caso aislado o forma parte de una trama más compleja de encubrimiento y complicidad? Desentrañar esta madeja de interrogantes es crucial para restablecer la confianza en la justicia y enviar un mensaje contundente: nadie, sin importar su cargo o posición, está por encima de la ley.
La Fiscalía General del Estado se encuentra en una encrucijada. Debe actuar con firmeza y transparencia para demostrar su compromiso con la legalidad y la justicia. La depuración de sus filas no puede ser un simple discurso, sino una acción concreta y permanente. La sociedad poblana observa con atención, esperando que este caso sea el punto de partida para una verdadera transformación que garantice la seguridad y la justicia para todos. El futuro de la institución y la confianza ciudadana están en juego.
Fuente: El Heraldo de México