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30 de julio de 2025 a las 00:00
Carretera Victoria-Monterrey cerrada por explosión
El rugido del fuego y una columna de humo negro que se alzaba hacia el cielo interrumpieron la tranquilidad de la Carretera Federal 85. La escena, digna de una película de catástrofes, se desarrollaba a la altura del kilómetro 126, donde una pipa, convertida en una antorcha infernal, bloqueaba por completo la circulación entre Ciudad Victoria y Monterrey. El segundo remolque, desprendido del vehículo tras una aparatosa volcadura, era el epicentro de la explosión, liberando una energía devastadora que se sentía a kilómetros de distancia.
Inmediatamente, la Guardia Estatal de Apoyo Carretero, con la celeridad que exige una situación de emergencia, se desplegó en la zona. Los agentes, adscritos a la Estación Magueyes, trabajaron contra reloj para establecer un perímetro de seguridad, una tarea titánica ante el caos reinante. Su misión: proteger a los automovilistas varados y colaborar con los equipos de emergencia en el control del incendio y la prevención de nuevas tragedias.
A pesar de la magnitud del siniestro, un halo de esperanza se dibujó entre las llamas: no se reportaron víctimas. Una noticia que alivió la tensión y que, sin duda, es un testimonio de la rápida y eficaz actuación de los cuerpos de rescate. Sin embargo, el incidente dejó una profunda cicatriz en la fluidez del tráfico. Largas filas de vehículos, como serpientes metálicas, se extendían en ambos sentidos de la carretera, paralizando el flujo vital entre Tamaulipas y Nuevo León. La espera se hacía interminable, el sol caía a plomo sobre los autos detenidos, y la impaciencia se respiraba en el ambiente.
Ante la magnitud del atasco, las autoridades lanzaron un llamado a la prudencia y a la colaboración ciudadana. Se exhortó a los automovilistas a extremar precauciones al acercarse a la zona y, sobre todo, a considerar rutas alternativas. La información fluía a través de las redes sociales, la radio y la televisión, buscando llegar a la mayor cantidad de personas posible y minimizar el impacto del colapso vial.
Finalmente, tras horas de arduo trabajo, la carretera fue reabierta alrededor de las 14:30 horas. El respiro colectivo fue palpable, aunque la sombra del incidente aún se cernía sobre la vía. Ahora, el foco se centra en la investigación. ¿Qué causó la volcadura? ¿Fue un fallo mecánico, un error humano o una combinación de factores? Las autoridades trabajan para esclarecer las causas del accidente y, con ello, prevenir futuras tragedias en esta importante arteria que conecta dos estados clave del país. Mientras tanto, el recuerdo de la pipa en llamas sirve como un crudo recordatorio de la fragilidad de la vida en la carretera y la importancia de la prevención.
Fuente: El Heraldo de México