
29 de julio de 2025 a las 09:20
Alerta: El T-MEC bajo ataque
La creciente narrativa anti-T-MEC y su peligrosidad para México se entrelazan con un contexto socioeconómico complejo, donde la desigualdad y la percepción de explotación por parte de empresas extranjeras se convierten en terreno fértil para discursos populistas. Si bien es cierto que un análisis crítico de los acuerdos comerciales es fundamental para garantizar un beneficio equitativo para todas las partes, la demonización del T-MEC, presentándolo como un instrumento de explotación en lugar de una herramienta con potencial para el desarrollo, puede ser un camino peligroso.
El argumento de que el T-MEC solo beneficia a un grupo selecto de empresas transnacionales, obvia la interconexión económica y la generación de empleos, aunque precarios en algunos casos, que este acuerdo ha propiciado. Es necesario un debate más profundo que vaya más allá de la simplificación y el sensacionalismo. ¿Cómo podemos fortalecer las regulaciones laborales y ambientales dentro del marco del T-MEC para asegurar una distribución más justa de los beneficios? ¿Qué mecanismos podemos implementar para impulsar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas mexicanas, integrándolas de manera más efectiva en las cadenas de valor?
El peligro de una narrativa anti-T-MEC radica en la posibilidad de desmantelar un acuerdo que, con sus imperfecciones, ofrece un marco para la integración económica y la generación de oportunidades. Destruir sin construir alternativas viables puede llevar a un aislamiento económico y a la pérdida de empleos, profundizando aún más las desigualdades. En lugar de alimentar el resentimiento, la energía debería enfocarse en la búsqueda de soluciones que permitan una mayor participación de las empresas mexicanas, el fortalecimiento del mercado interno y la mejora de las condiciones laborales.
Por otro lado, el caso de Total Play, con su crecimiento en utilidad bruta y su estrategia de reducción de costos, nos muestra una cara diferente de la realidad económica. Este ejemplo demuestra que, dentro del marco del T-MEC y la globalización, empresas mexicanas pueden competir y prosperar. ¿Qué lecciones podemos aprender del éxito de Total Play? ¿Cómo podemos replicar sus estrategias en otros sectores para impulsar el crecimiento económico y la generación de empleos de calidad?
La narrativa antiamericana y anti-T-MEC no solo simplifica la realidad económica, sino que también desvía la atención de los verdaderos problemas estructurales que aquejan a México. La corrupción, la falta de inversión en educación e infraestructura, y la debilidad del Estado de derecho son factores que limitan el desarrollo del país, independientemente de la existencia del T-MEC. En lugar de buscar chivos expiatorios externos, es necesario enfocar los esfuerzos en la construcción de un México más justo, equitativo y competitivo, capaz de aprovechar las oportunidades que ofrece la globalización y de mitigar sus riesgos.
Es crucial entender que la complejidad de la relación bilateral México-Estados Unidos no se reduce a una simple ecuación de ganadores y perdedores. La interdependencia económica y los lazos culturales que unen a ambos países requieren un enfoque más matizado y constructivo. La retórica incendiaria y la búsqueda de culpables externos solo sirven para polarizar aún más a la sociedad y dificultar la búsqueda de soluciones conjuntas. El futuro de México depende de la capacidad de sus líderes y ciudadanos para construir puentes en lugar de muros, para fomentar el diálogo en lugar de la confrontación, y para trabajar juntos en la construcción de un futuro más próspero y equitativo para todos.
Fuente: El Heraldo de México