La tragedia que marcó para siempre a la familia Álvarez-Ugena sigue resonando a seis años de distancia. El vacío dejado por María Fernanda, una joven llena de vida que apenas comenzaba su camino junto a Alejandro, su recién esposo, es una herida que el tiempo no ha podido cerrar. El eco de la imprudencia que truncó sus sueños, una combinación fatal de alcohol, velocidad y un volante, persiste como un grito silencioso que clama por conciencia.

Martha y Claudia, madre y tía de Fernanda, han transformado su dolor en un testimonio de resiliencia. A través del documental "Fer. Vida y legado", buscan honrar la memoria de Fernanda no con rencor, sino con un mensaje de esperanza y un llamado a la reflexión. No se trata de reabrir las heridas del pasado, sino de evitar que otras familias sufran la misma tragedia. Su historia es un recordatorio conmovedor de que las decisiones al volante tienen consecuencias irreparables.

La mañana del 23 de junio de 2019, mientras se preparaban para celebrar la unión de Fernanda y Alejandro, la vida les propinó un golpe devastador. La expectativa festiva se convirtió en una pesadilla. La llamada de la estilista, anunciando la ausencia de Fernanda, fue el primer presagio de la tragedia que se avecinaba. Minutos después, la noticia del accidente destrozaría sus vidas. El cruce de las calles Playa de Hornos y Tepeyac se convirtió en el escenario de un final abrupto para dos jóvenes con un futuro prometedor.

La indignación por la corta sentencia del responsable, que le permitió salir en libertad tras un breve periodo en prisión, se mezcla con la determinación de convertir esta pérdida en una lección para la sociedad. No buscan venganza, sino un cambio de mentalidad. Que la historia de Fernanda y Alejandro sirva como un llamado a la responsabilidad, a la conciencia de que la vida es frágil y que las decisiones imprudentes pueden tener consecuencias devastadoras.

"Fer. Vida y legado" no es solo un documental sobre la muerte, sino una celebración de la vida. Un recorrido por los recuerdos, los valores y la esencia de una joven excepcional. A través de los testimonios de quienes la conocieron, se construye un retrato conmovedor de su personalidad, su bondad y su compromiso con la justicia. Un legado de luz que brilla con más fuerza en la oscuridad de la tragedia.

La familia Álvarez-Ugena ha decidido canalizar su dolor hacia la prevención. Su mensaje es claro: el alcohol y el volante son una combinación letal. Han transformado su pérdida en una misión de vida, compartiendo su historia para que otros aprendan de ella y eviten sufrir el mismo destino. La resiliencia de Martha, quien ha enfrentado graves problemas de salud a raíz de la tristeza, es un ejemplo de amor y fuerza. Su decisión de destinar el patrimonio de su hija a una asociación para la rehabilitación de jóvenes con alcoholismo es un acto de profunda generosidad y un testimonio del legado de Fernanda, una joven cuya vida, aunque corta, sigue inspirando a otros. El contraste entre la brevedad de la sentencia del responsable y la permanencia del dolor de la familia Álvarez-Ugena es un llamado a la reflexión sobre la justicia y la importancia de la responsabilidad individual.