La tragedia ha teñido de luto el mundo de la belleza ecuatoriana. Esther Murillo Cruz, joven promesa del modelaje manabita, fue arrebatada de este mundo en un brutal ataque armado que ha conmocionado al país. La ex reina de belleza, de tan solo 25 años, se encontraba junto a su esposo, Jesús Stevan, y su bebé de menos de un año, cuando la lluvia de balas interrumpió sus vidas en la avenida Circunvalación de Manta.

El reloj marcaba las 3:00 a.m. del fatídico 26 de julio. La oscuridad de la madrugada se vio iluminada por los destellos de la violencia. Según los primeros informes, individuos a bordo de una motocicleta interceptaron el vehículo en el que viajaba la familia. Sin mediar palabra, abrieron fuego contra el automóvil, convirtiendo la escena en un escenario de terror.

Esther, gravemente herida, fue trasladada de urgencia al hospital del IESS. Los médicos lucharon incansablemente por salvar su vida, pero las heridas resultaron fatales. La joven promesa, que había brillado con luz propia en las pasarelas de Manabí, se apagó para siempre, dejando tras de sí un futuro truncado y un profundo vacío en el corazón de quienes la amaban.

Su esposo e hijo, también víctimas de la brutal agresión, se encuentran internados en el hospital. Su pronóstico permanece reservado, mientras las oraciones y la esperanza se aferran a la posibilidad de su recuperación. El pequeño, ajeno a la magnitud de la tragedia, se convierte en un símbolo de la inocencia vulnerada por la violencia que azota a la región.

La noticia ha caído como un balde de agua fría en la comunidad manabita, donde Esther era conocida y admirada por su belleza, carisma y sencillez. Desde su coronación como Reina de Pedernales en 2017, su carrera en el mundo del modelaje despuntaba con fuerza. Su triunfo en el certamen Reina del Folklore Manabí en 2018 consolidó su posición como una de las figuras más prometedoras de la región.

La investigación policial se encuentra en pleno desarrollo. Los especialistas en criminalística trabajan arduamente para esclarecer los motivos detrás de este despiadado ataque. Dos días después del suceso, las preguntas siguen sin respuesta y la incertidumbre se cierne sobre la comunidad. ¿Quiénes fueron los autores de este crimen? ¿Qué razones los impulsaron a cometer semejante atrocidad?

Manta, Montecristi y Jaramijó, ciudades que conforman el eje metropolitano de Manabí, han sido testigos de un incremento alarmante en los índices de violencia en los últimos meses. El asesinato de Esther Murillo se suma a la larga lista de víctimas, encendiendo las alarmas y exigiendo una respuesta contundente por parte de las autoridades.

La vida de Esther, truncada en la flor de la juventud, se convierte en un doloroso recordatorio de la fragilidad de la existencia y la urgente necesidad de construir un futuro donde la paz y la seguridad sean la norma, no la excepción. Su memoria permanecerá viva en el corazón de quienes la conocieron y amaron, y su trágica partida servirá como un llamado a la reflexión y a la acción para combatir la violencia que nos rodea.