
28 de julio de 2025 a las 07:50
Madre encubre crimen pasional de su hijo
La brutalidad del caso conmociona al Bronx y deja una estela de preguntas sin resolver. La imagen de Princesa Encarnación-Soto, una joven con el sueño de sanar a otros, truncado por la violencia, permanece grabada en la memoria de la comunidad. Las heridas, descritas con escalofriante detalle por las autoridades, no solo hablan de un crimen atroz, sino de una tortura sistemática, un sufrimiento prolongado que nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza del mal. La presencia de heridas en diferentes etapas de curación pinta un cuadro desgarrador de un calvario que la joven soportó en silencio. ¿Cuánto tiempo estuvo sometida a este tormento? ¿Por qué nadie escuchó sus gritos silenciosos?
La figura de Naida Jorge, la madre cómplice, añade una capa aún más perturbadora a esta tragedia. ¿Cómo una madre puede no solo ser testigo del sufrimiento de otra joven a manos de su propio hijo, sino participar activamente en el encubrimiento? Limpiar la escena del crimen con lejía, vestir el cuerpo sin vida de Princesa con ropa limpia, son actos que trascienden la complicidad y se adentran en un territorio de crueldad incomprensible. ¿Qué motivó a Naida Jorge a actuar de esta manera? ¿Miedo, lealtad ciega, o algo aún más siniestro?
La fuga de Robert Strother, el principal sospechoso, intensifica la angustia y la incertidumbre. Las cámaras de seguridad lo captaron abandonando el edificio tras el crimen, convirtiéndolo en una sombra amenazante que se cierne sobre la comunidad. Su historial de violencia, evidenciado en la falsa denuncia de violación, revela un patrón de manipulación y abuso. ¿Dónde se esconde? ¿Hasta cuándo seguirá eludiendo a la justicia?
El testimonio del Jefe de Detectives, Joseph Kenny, resalta la frialdad del crimen. Las heridas, según sus palabras, fueron infligidas para causar dolor, no para matar de inmediato. Una revelación que pone de manifiesto la perversidad del acto y la intención de hacer sufrir a la víctima.
La decisión del juez Harold Bahr de denegar la fianza a Naida Jorge refleja la gravedad de los cargos y la indignación que este caso ha generado. Mientras tanto, el abogado de la defensa argumenta que las acciones de su cliente se limitaron al encubrimiento, no a la agresión en sí. Un argumento que, sin duda, será puesto a prueba durante el juicio.
El contraste entre la imagen de Princesa Encarnación-Soto, llena de vida y sueños, y la brutalidad de su destino es desgarrador. Su regreso al Bronx, tras un intento de escapar de la violencia, se convirtió en una trampa mortal. La comunidad se pregunta cómo una joven que buscaba refugio en su hogar pudo encontrar la muerte en el lugar donde debería haberse sentido segura.
Este caso nos obliga a reflexionar sobre la violencia doméstica, la importancia de denunciar el maltrato y la necesidad de brindar apoyo a las víctimas. La memoria de Princesa Encarnación-Soto debe servir como un recordatorio de que el silencio es cómplice y de que la indiferencia puede tener consecuencias fatales. La justicia debe prevalecer para que su tragedia no se repita.
Fuente: El Heraldo de México