
28 de julio de 2025 a las 09:20
La obediencia ciega: ¿Un golpe bajo?
El boxeo, un deporte de guerreros forjados en la humildad y la crudeza de los barrios, exige una fortaleza que va más allá de lo físico. Estos jóvenes, a menudo rodeados de tentaciones y presiones sociales, encuentran en el gimnasio un santuario, una vía de escape y transformación. La disciplina, el trabajo duro y la dedicación se convierten en sus nuevos compañeros, guiados por la figura paternal del entrenador, un mentor que los impulsa hacia la gloria del campeonato. A medida que ascienden, un equipo de profesionales se suma a su camino: nutricionistas, preparadores físicos, conformando una red de apoyo que, sin embargo, no altera la obediencia innata del boxeador, acostumbrado a seguir instrucciones sin cuestionar.
Pero esta confianza ciega, a veces, se convierte en una trampa. El peso, la nutrición, los suplementos, las finanzas y la vida fuera del ring son terrenos delicados, llenos de riesgos para quienes depositan su fe en manos ajenas. Recientemente, hemos sido testigos de casos alarmantes que confirman nuestra constante preocupación. Francisco "Chihuas" Rodríguez, el joven de Monterrey que alcanzó su sueño de coronarse campeón WBC, vio su triunfo empañado por un resultado positivo en un control antidopaje. La investigación reveló una verdad simple y dolorosa: Chihuas consumió sustancias prohibidas a través de un suplemento recomendado por alguien de su entorno, un producto de venta libre cuyas advertencias pasaron desapercibidas. A pesar de reportar todos sus suplementos, la ignorancia y la obediencia le costaron el título. El boxeador, enfocado en entrenar y pelear, delega las decisiones a terceros, confiando en que velarán por su bienestar. Sin embargo, la responsabilidad última de lo que ingresa a su cuerpo recae sobre él.
Otro ejemplo lo encontramos en Lázaro Lorenzana, campeón plata WBC, y Ángel Fierro, quienes sufrieron las graves consecuencias del mal manejo del peso, llevando a la cancelación de sus combates e incluso a hospitalizaciones. El peso, el eterno enemigo del boxeador, sigue siendo un desafío crucial. Si bien algunos atletas mantienen un control riguroso, otros recurren a métodos peligrosos para alcanzar el límite de la división, dejándose engañar por consejos irresponsables que ponen en riesgo su salud. Técnicas extremas que comprometen el funcionamiento de órganos vitales como riñones, hígado, pulmones, corazón y cerebro. Para estos "asesores" salvajes, el único objetivo es dar el peso y cobrar, sin importar las consecuencias. Hemos escuchado historias de terror, prácticas inhumanas que incluyen la extracción de litros de sangre. Por eso, desde el WBC, emprendimos una cruzada para combatir estas prácticas y promover un manejo adecuado de la nutrición y el peso.
En colaboración con Andy Kluger, desarrollamos BoxMed, una aplicación obligatoria para campeones y los 15 mejores del ranking, que ofrece soluciones para salvaguardar la salud del boxeador, incluyendo el registro mensual del peso mediante videos. Mi padre, Don José Sulaimán, fue testigo de innumerables casos de sufrimiento relacionados con el pesaje. Recuerdo sus anécdotas sobre el "Ratón" Macías, cuyo estómago se redujo drásticamente por mantenerse en peso gallo, o el "Púas" Olivares, quien sufrió las consecuencias de beber agua la noche antes del pesaje. Su legado y el trabajo del WBC han impulsado cambios significativos en las reglas: la creación de divisiones intermedias, el pesaje un día antes para permitir la rehidratación, pesajes obligatorios previos a la pelea y muchas otras medidas que buscan proteger la integridad física de quienes suben al ring. Seguimos vigilantes, comprometidos con la salud y el bienestar de nuestros boxeadores.
Fuente: El Heraldo de México