
28 de julio de 2025 a las 09:05
Descubre el secreto de Alessandra
La alcaldesa Alessandra Rojo se ha visto envuelta en una polémica que ha dejado al descubierto una serie de acciones cuestionables, poniendo en tela de juicio su capacidad de gobernar con justicia y transparencia. Lo que inicialmente parecía una estrategia para ganar visibilidad, se convirtió en un escenario que la expone como una figura política con una preocupante falta de apego a la legalidad y una profunda desconexión con la realidad histórica y cultural de la ciudad que gobierna.
Su decisión unilateral de retirar la estatua "Encuentro", que representa la histórica reunión entre Fidel Castro y Ernesto Che Guevara en la colonia Tabacalera, no solo viola las normas establecidas por el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México (COMAEP), sino que también revela una preocupante tendencia autoritaria. La justificación de Rojo, basada en la supuesta solicitud de un pequeño grupo de vecinos, se desmorona al conocerse la afiliación de estos con la organización ultraconservadora "Misión Rescate", dejando entrever una manipulación de la opinión pública y una clara intencionalidad política detrás de sus actos.
Más aún, la alcaldesa intenta respaldar su decisión con una petición en Change.org de hace cuatro años, originada en Querétaro, lo cual no solo demuestra una falta de rigor en sus argumentos, sino también un desprecio por la voz de los verdaderos residentes de la Cuauhtémoc. ¿Dónde están las consultas ciudadanas? ¿Dónde está el diálogo con los vecinos de la Tabacalera, directamente afectados por esta decisión? La retórica de "respeto a la ley y a la voluntad ciudadana" se desvanece ante la evidencia de sus acciones arbitrarias.
La burla pública hacia "los comunistas" y "coleccionistas de dictadores" a través de un video, no solo profundiza la polarización, sino que también muestra una falta de respeto hacia la diversidad ideológica que caracteriza a la Ciudad de México. Su "magnífica idea" de subastar la estatua, ignorando su valor histórico y patrimonial, choca frontalmente con la Ley de Alcaldías, que prohíbe expresamente la venta de monumentos públicos. Este acto de provocación, lejos de fortalecer su imagen, la retrata como una figura frívola, más preocupada por la notoriedad en redes sociales que por el bienestar de su comunidad.
La ignorancia de Rojo sobre el significado histórico de la estatua "Encuentro", que conmemora un momento crucial en la lucha contra las dictaduras latinoamericanas, revela una preocupante falta de conocimiento sobre la historia de su propia alcaldía. Reducir esta obra a simple "chatarra" denota una profunda desconexión con el pasado y una falta de sensibilidad hacia el valor simbólico que representa para muchos.
Su viaje a Madrid, con gastos aún sin justificar, y su cercanía con la élite de la ultraderecha española, contrastan con su discurso de austeridad y preocupación por los ciudadanos. Mientras tanto, la pregunta sobre la rendición de cuentas por este viaje sigue sin respuesta, lo que alimenta las sospechas sobre la transparencia de su gestión.
La alcaldesa Rojo ha caído en su propia trampa. Su estrategia de provocación, lejos de beneficiarla, ha expuesto su ignorancia, autoritarismo e hipocresía. La crítica de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, resume la situación de manera contundente: "No se puede quitar una estatua porque se le ocurrió a alguien… El argumento es de una intolerancia tremenda, y muy hipócrita". Las acciones de Rojo no solo la desacreditan como gobernante, sino que también la ubican en una posición de servilismo ante la ultraderecha, recordándonos la peligrosa frivolidad con la que algunos políticos tratan temas de gran relevancia histórica y social. La ciudadanía merece una explicación y, sobre todo, una gobernante que respete la ley y la pluralidad de ideas.
Fuente: El Heraldo de México