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28 de julio de 2025 a las 09:35

China 2025: ¿Éxito o fracaso?

A diez años del ambicioso lanzamiento de "Made in China 2025", la transformación de China de "fábrica del mundo" a potencia tecnológica es una realidad palpable. Si bien el proyecto inicial aspiraba a un dominio absoluto en sectores clave como la inteligencia artificial, la robótica y las energías renovables, la evolución del panorama geopolítico y los desafíos internos han reconfigurado, sin detener, su ambicioso recorrido.

Los resultados son innegables. China se ha consolidado como líder indiscutible en la producción de vehículos eléctricos, con gigantes como BYD superando a competidores internacionales. En el campo de la inteligencia artificial, empresas como Baidu y Tencent se han posicionado a la vanguardia de la innovación. El liderazgo en energías renovables también es una realidad, con la fabricación de la gran mayoría de paneles solares a nivel mundial y un control significativo de la cadena de baterías de litio. Incluso en el complejo terreno de los semiconductores, donde las restricciones internacionales han sido significativas, China ha logrado avances notables, como la fabricación de chips de 7 nanómetros por parte de SMIC.

Este progreso no ha estado exento de obstáculos. Las tensiones geopolíticas, particularmente con Estados Unidos, y la llamada "guerra tecnológica" han obligado a China a replantear su estrategia comunicativa, suavizando el discurso en torno a "Made in China 2025", pero sin detener el avance real del proyecto. La presión internacional y la necesidad de asegurar la estabilidad económica han llevado a una mayor énfasis en la "doble circulación", buscando equilibrar el mercado interno con la inserción en la economía global.

El futuro del proyecto se vislumbra a través del XIV Plan Quinquenal (2021-2025), que prioriza la autosuficiencia en innovación y la seguridad tecnológica. La hoja de ruta a largo plazo se divide en tres fases. La primera, ya en curso, se centra en consolidar la potencia manufacturera. La segunda (2026-2035) buscará un crecimiento impulsado por la innovación propia. Finalmente, para 2050, China aspira a ser líder mundial en sostenibilidad, con la ambiciosa meta de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060.

Este ambicioso plan plantea interrogantes cruciales. ¿Logrará China equilibrar su crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental? ¿Cómo impactarán las tensiones geopolíticas en su camino hacia el liderazgo tecnológico? ¿Podrá superar las barreras impuestas por las restricciones internacionales en sectores estratégicos como los semiconductores? El éxito de "Made in China 2025", en su versión evolucionada, dependerá de la capacidad de China para navegar estas complejidades y adaptarse a un escenario global en constante transformación. El gigante asiático ha demostrado su capacidad de resiliencia y adaptación, pero los desafíos que enfrenta son de gran envergadura. El tiempo dirá si logra alcanzar sus ambiciosos objetivos y redefinir el panorama tecnológico y económico global. La comunidad internacional observa con atención los próximos movimientos de China, consciente de que su éxito o fracaso tendrá repercusiones a nivel mundial.

Fuente: El Heraldo de México