La sombra del crimen organizado se cierne nuevamente sobre Hidalgo. Cinco presuntos miembros de la temida organización “Los H” se encuentran tras las rejas, con prisión preventiva oficiosa, acusados de tejer una red de narcomenudeo, posesión de armas exclusivas del Ejército y, lo más escalofriante, el homicidio de dos agentes de la Policía Investigadora de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH). La noticia, que ha conmocionado a la sociedad hidalguense, revela la crudeza de la lucha contra el crimen en la región.

El Juez de Control Penal de Pachuca, Luis Raúl González Becerra, consideró contundentes las pruebas presentadas por la fiscalía, las cuales apuntan directamente a la participación de estos cinco individuos en una serie de delitos que han sembrado la inseguridad en la zona. Si bien los imputados se acogieron a la duplicidad del término constitucional de 144 horas, la solidez de las evidencias parece anticipar una vinculación a proceso inminente, lo que los mantendría recluidos en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Pachuca mientras se desarrolla el proceso judicial.

El eco de la tragedia resonó el viernes pasado, cuando Francisco Hernández Hasbun, encargado de despacho de la PGJEH, confirmó la detención de los presuntos responsables del brutal asesinato de dos agentes de investigación en el municipio de Tula. Un operativo que desmanteló un arsenal de guerra: más de 700 cartuchos para armas largas, junto con dosis de diversas drogas, entre ellas marihuana, cristal y cocaína, testimonio del poderío de “Los H” y la amenaza que representan para la paz social.

Ocho cateos simultáneos en diferentes inmuebles del estado, principalmente en la zona sur, fueron necesarios para desarticular esta célula criminal. La detención finalmente se concretó en el municipio de Atitalaquia, cerrando un capítulo en la investigación, pero abriendo interrogantes sobre la extensión de la red criminal y la posible existencia de cómplices aún en libertad.

“Los H” no son un grupo desconocido para las autoridades. Se les identifica como uno de los principales generadores de violencia en el sur del estado, con tentáculos que se extienden al Estado de México. El narcomenudeo y el huachicoleo, dos flagelos que azotan a la región, son sus principales actividades ilícitas, convirtiéndolos en un objetivo prioritario para las fuerzas del orden.

La tragedia que segó la vida de los dos agentes de investigación ocurrió durante una diligencia relacionada con un caso de secuestro en Tula. Los oficiales fueron emboscados por sujetos armados, recibiendo heridas que horas más tarde resultarían fatales. Un hecho que ha conmovido profundamente a la corporación y que reafirma la necesidad de redoblar esfuerzos en la lucha contra la delincuencia organizada.

La investigación continúa. Las autoridades buscan desentrañar la totalidad de las operaciones de “Los H”, identificar a todos sus miembros y llevarlos ante la justicia. La sociedad hidalguense espera que este caso marque un punto de inflexión en la batalla contra la inseguridad y que el peso de la ley caiga con toda su fuerza sobre aquellos que amenazan la tranquilidad y el bienestar de la comunidad.