El mundo del boxeo se viste de luto. Una sombra de tristeza se extiende sobre el ring, opacando la fuerza de los golpes y el brillo de los cinturones. Don Rafael Márquez Enríquez, patriarca de una dinastía pugilística, ha partido, dejando un vacío irreparable en el corazón de su familia y en la historia de este deporte. La noticia, confirmada por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) a través de sus redes sociales, ha resonado como un gong fúnebre en la comunidad boxística internacional.

El CMB, en un emotivo comunicado, expresó su profundo pesar y se unió al dolor de la familia Márquez, extendiendo sus condolencias a su esposa, Carmen, a sus hijos, los legendarios Juan Manuel y Rafael, y a toda la descendencia del señor Márquez Enríquez. "Deseamos que encuentren consuelo en este difícil momento", reza el mensaje, palabras que intentan, aunque sea de manera simbólica, aliviar la carga de una pérdida tan significativa.

La figura de Don Rafael se erige como un pilar fundamental en la trayectoria de sus hijos. Más allá de la genética, les transmitió la pasión, la disciplina y la resiliencia, valores intrínsecos del boxeo que los catapultaron al estrellato. Fue su guía, su mentor, el arquitecto silencioso de sus triunfos. Su presencia en las esquinas, su voz de aliento en los momentos cruciales, su sabiduría en cada consejo, forjaron a dos campeones que llevaron el nombre de México a lo más alto del pugilismo mundial.

La discreción que siempre caracterizó a Don Rafael se mantiene incluso en su partida. Hasta el momento, la familia no ha emitido un comunicado oficial, resguardando su dolor en la intimidad del hogar. Se espera que en las próximas horas, Juan Manuel y Rafael Márquez, voces autorizadas de la familia, compartan con sus seguidores los detalles del sensible fallecimiento de su padre.

Mientras tanto, las redes sociales se inundan de mensajes de apoyo y condolencias. Figuras del deporte, periodistas, aficionados, todos se unen en un abrazo virtual para acompañar a la familia Márquez en este doloroso trance. Anécdotas, recuerdos, imágenes del pasado, testimonian el legado de Don Rafael, un hombre que, aunque alejado de los reflectores, dejó una huella imborrable en la historia del boxeo.

Su partida deja un hueco en el ring, pero su espíritu, su pasión y su amor por el boxeo, permanecerán vivos en el recuerdo de quienes lo conocieron y en la herencia que transmitió a sus hijos, dos leyendas que continúan escribiendo su propia historia en el cuadrilátero. La dinastía Márquez, marcada por la fuerza y el coraje, enfrenta ahora su round más difícil, el duelo por la pérdida de su patriarca. Un round que se libra fuera del ring, con la fortaleza que solo el amor y la unidad familiar pueden brindar.