La comunidad de Cuauhtémoc, Chihuahua, se encuentra consternada ante el brutal feminicidio de María Guadalupe Luján Ramos, una joven de 29 años cuya vida fue arrebatada violentamente. El horror comenzó la noche del viernes, cuando María Guadalupe realizaba labores de limpieza frente a la casa de su abuela en la colonia Alcaldes. Según testigos presenciales, una camioneta color guinda irrumpió en la tranquila escena. Dos hombres armados descendieron del vehículo y, sin mediar palabra, sometieron a la joven y la obligaron a subir a la camioneta. Su abuela, testigo impotente del terrible suceso, intentó intervenir, pero fue amenazada a punta de pistola por los agresores, quienes le ordenaron que no se acercara.

La escena quedó grabada en la memoria de la abuela y de otros vecinos que presenciaron el rapto, sembrando el pánico y la incertidumbre en la colonia. De inmediato, se dio aviso a las autoridades y comenzó una angustiosa búsqueda contra reloj. La familia, desesperada, se aferraba a la esperanza de encontrar a María Guadalupe con vida.

Horas más tarde, la mañana del sábado, la esperanza se desvaneció. La Fiscalía General del Estado confirmó el hallazgo de un cuerpo sin vida en las inmediaciones de la carretera Tacuba-Anáhuac, específicamente en el ejido Táscate del Águila. El cuerpo presentaba un impacto de bala en la cabeza y tres más en diferentes partes del cuerpo, una muestra inequívoca de la brutalidad del crimen.

La identificación de la víctima no tardó en llegar. Los peritos forenses confirmaron que se trataba de María Guadalupe Luján Ramos. Diversas características físicas, como brackets dentales, piercings en la nariz, lengua y labio inferior, así como varios tatuajes, permitieron su reconocimiento. Entre los tatuajes, destacaba la palabra "Luján" acompañada de alas en el cuello, una rosa en el tobillo y el apellido "Ramos" en la espalda baja, marcas indelebles que ahora forman parte de la trágica narrativa de su vida.

La noticia del hallazgo del cuerpo conmocionó a la comunidad. La prima de María Guadalupe, quien había recibido una llamada alertando sobre el secuestro, fue quien dio aviso a las autoridades. Agentes de la Policía Municipal acudieron al lugar del secuestro, recopilaron testimonios y orientaron a la familia para presentar una denuncia formal ante el Ministerio Público.

Ante la naturaleza del crimen y las condiciones en las que se encontró el cuerpo, la Fiscalía General del Estado ha abierto una carpeta de investigación bajo el protocolo de feminicidio. Un equipo especializado de la Agencia Estatal de Investigación, junto con peritos forenses, se trasladó al lugar del hallazgo para recolectar evidencias que puedan conducir a la identificación y captura de los responsables.

La investigación se centra en la revisión exhaustiva de las grabaciones de las cámaras de videovigilancia ubicadas en la zona del secuestro y en el trayecto hacia el lugar donde se encontró el cuerpo. Se espera que estas imágenes proporcionen información crucial sobre el vehículo utilizado por los agresores y la ruta que tomaron tras el secuestro de María Guadalupe.

Este feminicidio ha encendido las alarmas en la comunidad de Cuauhtémoc, que exige justicia para María Guadalupe y un alto a la violencia contra las mujeres. La sociedad se une al dolor de la familia y clama por el pronto esclarecimiento de este terrible crimen, esperando que los responsables sean llevados ante la justicia y que la memoria de María Guadalupe sirva para impulsar acciones que protejan a las mujeres y erradiquen la violencia de género. El caso de María Guadalupe no puede quedar impune.