La furia conservadora se ha desatado esta semana, azuzada por lo que ellos llaman nuestra “indignación selectiva”. Según su limitada perspectiva, en la 4T escogemos cuidadosamente qué crímenes, corruptelas y actitudes públicas nos merecen repulsa, mientras que a otras les damos la espalda con olímpica indiferencia. Claro, vienen tiempos complejos, pero ¿acaso dudaban de que la Cuarta Transformación, a pesar de todo, va?

El caso del compañero Adán Augusto, sin duda, nos ha puesto a prueba. No es sencillo, lo reconocemos, justificar los vínculos de su secretario de Seguridad con el crimen organizado en Tabasco. Las comparaciones con García Luna, aunque infundadas, son difíciles de esquivar. Sin embargo, quienes militamos en la democracia popular conocemos la integridad a prueba de balas de Adán Augusto. Su único defecto, si es que puede llamársele así, es su ingenuidad, propia de los activistas, de los hombres comprometidos con el pueblo bueno. Posee un alma pura, casi infantil, que lo hace vulnerable a la traición, como la que ha sufrido recientemente a manos de un supuesto amigo. ¿Han visto sus fotografías últimamente? Desinflado, cabizbajo, sin rastro de ese furor hormonal, de esa testosterona a flor de piel que lo caracteriza. A quienes lo apreciamos, nos parte el alma.

Y como si no fuera suficiente, las desafortunadas declaraciones del Chicharito desataron la justa indignación de nuestras compañeras feministas, a quienes, con una falta de sensibilidad asombrosa, les recordaron el caso del Cuau. A ver, aclaremos algo: la Cuarta Transformación, el movimiento más feminista del mundo, liderado por el Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo que También Es el Más Feminista (EXPMPDMQTEMF), practica un feminismo único: el feminismo apapachador.

De ahí surge el grito de guerra “No estás solo”, que nació con el Cuau, arropado sororalmente por compañeras que creen en la presunción de inocencia y que, seguramente, se conmovieron con esa ternura, esa fragilidad que lo distingue. Ese mismo abrazo solidario se extiende ahora a mi Adán.

En cuanto a la supuesta selectividad de nuestra indignación, ¿qué les molesta de que dediquemos un minuto de aplausos a Ozzie Osbourne? ¿Acaso no creen en el alma metalera de mi Sergio? ¿Pretendían que le negáramos ese pequeño placer después de la semana que ha pasado con doña Dato? ¿Les pareció falsa la emoción de mi Noroña, solo porque tuvo dificultades para pronunciar "Ozzie"? No podemos conmovernos por todo, es cierto. Nos reservamos para las causas y las personas inapelables.

El caso de Hulk Hogan, un luchador con un historial racista que murió apoyando a MAGA, un movimiento poco amigable con México, es más complejo. Quizás la explicación radique en que ocurrió en Puebla, donde, como hemos visto, las cosas se hacen de manera distinta. Y es que la 4T, en su inmensa complejidad y riqueza, se adapta a las particularidades de cada región, generando manifestaciones diversas de un mismo sentimiento: el amor por el pueblo y la búsqueda de un futuro mejor. No se trata de incongruencia, sino de una plasticidad necesaria para abrazar la diversidad de nuestro México.