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27 de julio de 2025 a las 15:20

Descubra la leyenda goleadora del Necaxa

Sumergirse en la historia del Necaxa es adentrarse en un mar de glorias, de nombres que resuenan con la fuerza de un trueno en el panteón del fútbol mexicano. Mucho más allá de la electrizante década de los 90, donde los Rayos iluminaron el terreno de juego con su potencia, existe un legado tejido con la pasión y el talento de generaciones pasadas. Hoy, nos detenemos en un nombre que brilla con luz propia: Horacio Casarín, el primer campeón de goleo del Necaxa en la era profesional del fútbol mexicano.

Imaginen el escenario: la década de los 50, el fútbol mexicano aún en pañales, dando sus primeros pasos tras la transición del amateurismo al profesionalismo. En ese contexto, un joven Horacio Casarín, con la camiseta rojiblanca del Necaxa ceñida al cuerpo, se convertía en una figura legendaria. En la temporada 50-51, Casarín, con una precisión quirúrgica y una potencia descomunal, anotó 19 goles, una cifra que resonó por todo el país y lo consagró como el máximo artillero del torneo. Un hito que no solo lo inmortalizó en la historia del Necaxa, sino que lo catapultó a la cima del fútbol nacional.

Hablar de Horacio Casarín es hablar de un virtuoso del balón, un artista del gol. Desde sus inicios en la década de los 30, ya demostraba una calidad excepcional, una habilidad innata para encontrar el fondo de la red. Su nombre se convirtió en sinónimo de gol, en un amuleto para la afición necaxista. Y es que Casarín no solo era un goleador, era un ídolo, una figura que trascendía el terreno de juego y se convertía en un referente para las nuevas generaciones de futbolistas.

Su talento lo llevó a vestir la camiseta de otros grandes clubes del fútbol mexicano: Atlante, América, Monterrey, Zacatepec. Incluso, su brillo llegó al viejo continente, con un breve paso por el Barcelona de España. Con la selección nacional, Casarín defendió los colores de México con orgullo y pasión, participando en los Juegos Centroamericanos y en el Mundial de Brasil de 1950, donde dejó su huella con un gol contra Suiza.

Su legado con el Necaxa se mantiene intacto: quinto máximo goleador histórico del club con 88 goles, una cifra que habla por sí sola de su capacidad goleadora. Pero su historia va más allá de los números. Es la historia de un hombre que dedicó su vida al fútbol, que lo amó con la misma intensidad con la que celebraba cada gol.

Horacio Casarín, el primer campeón de goleo del Necaxa en la era profesional, un nombre que se escribe con letras de oro en la historia del fútbol mexicano. Un legado que perdura, que inspira, que nos recuerda la grandeza de un deporte que une pasiones y crea leyendas. Su recuerdo sigue vivo en la memoria de los aficionados, en cada gol que se celebra, en cada grito que retumba en los estadios. Horacio Casarín, el ídolo, el goleador, el eterno.

Fuente: El Heraldo de México