
26 de julio de 2025 a las 09:20
Supera el año más difícil
La sombra del miedo se extiende sobre Culiacán. No son meras especulaciones, las cifras hablan por sí solas: nueve de cada diez culiacanenses viven con la angustia constante de la inseguridad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI. Un año ha transcurrido desde la detención de Ismael "El Mayo" Zambada en Estados Unidos, un evento envuelto en un halo de misterio y cuyas circunstancias aún no se esclarecen del todo. ¿Traición por parte de los hijos del "Chapo"? Esa es la hipótesis que cobra más fuerza, una traición que desató una vorágine de violencia por el control del Cártel de Sinaloa, dejando un rastro de muerte que asciende a, por lo menos, mil seiscientas víctimas.
Desde entonces, Culiacán se ha convertido en un escenario de operativos federales, un ir y venir de fuerzas de seguridad que intentan contener la ola de violencia. Sin embargo, ni el despliegue en campo, ni la presencia del gabinete de seguridad federal han logrado aplacar la sangría, dejando a la población a merced del fuego cruzado. El daño colateral es inmenso, la vida cotidiana se ha transformado en una ruleta rusa, donde la incertidumbre es la única certeza.
La historia de la detención del "Mayo" tiene todos los ingredientes de una narcoserie. Secuestro, golpes, una bolsa negra cubriendo su cabeza y un avión con destino a Texas. Así lo relata su abogado defensor, Frank Pérez, señalando a Joaquín Guzmán López como el autor intelectual de la operación. Y en medio de esta trama, el asesinato de Héctor Cuén, un caso manipulado por la Fiscalía de Sinaloa, deja al descubierto los oscuros vínculos entre el poder político y el narcotráfico. Una madeja de corrupción que se extiende hasta los más altos niveles.
La relación entre México y Estados Unidos en materia de seguridad ha atravesado su peor momento. Si bien fue la administración Biden la que orquestó la captura del histórico líder del Cártel de Sinaloa, fue la retórica incendiaria de Trump la que sentó las bases. Y en medio de este juego de poder, ni López Obrador ni Claudia Sheinbaum han tenido acceso a la información completa sobre la captura ni los beneficios otorgados a los colaboradores, considerados en México como traidores a la patria.
Lejos de ser un triunfo, la detención del "Mayo" ha sido objeto de críticas. Estados Unidos actuó a sabiendas de las consecuencias, consciente de que la violencia se desbordaría. Precisamente el argumento que las autoridades mexicanas utilizaban para justificar su inacción, a pesar de las órdenes de captura en su contra. Para el país vecino, la complicidad de los gobiernos mexicanos con el narcotráfico, permitiendo la expansión de un imperio criminal y la cooptación de una base social que los protege, pesó más.
¿Qué nos queda tras la captura de un capo de esta magnitud? Una sensación de oportunidad perdida. Mientras el gobierno se enfoca en apagar el fuego de la violencia, las redes de complicidad permanecen intactas. La impunidad y la corrupción siguen siendo el pan de cada día. Y tal vez, solo tal vez, la única esperanza reside en la presión del gobierno estadounidense, ya sea por las buenas o por las malas, para que algo cambie. El futuro se vislumbra complejo, la sombra del narcotráfico sigue extendiéndose sobre Culiacán, y la pregunta sigue en el aire: ¿cuándo terminará esta pesadilla?
Fuente: El Heraldo de México