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26 de julio de 2025 a las 17:20
Poncho De Nigris explota ¡Broma pesada!
La tensión se podía cortar con un cuchillo. Poncho De Nigris, el siempre polémico presentador, se preparaba para una entrevista con el dúo cómico Chilín y Pikín, conocidos por su irreverente humor. Lo que prometía ser una charla amena sobre su podcast "Jalando Fierro" y el ingreso de su sobrino, Aldo Tamez De Nigris, a La Casa de los Famosos, se transformó rápidamente en un campo minado de indirectas y sarcasmos.
La aparente llamada telefónica de Pikín a su madre fue la chispa que encendió la mecha. Mientras Poncho ajustaba el micrófono, ajeno a la tormenta que se avecinaba, Pikín comenzó a desgranar una serie de comentarios mordaces, disfrazados de inocentes frases para su progenitora. "Con el que lleva tres casas y perdió La Casa de los Famosos", soltó con aparente naturalidad, dejando a De Nigris visiblemente sorprendido. El presentador, aún con una sonrisa forzada, intentó corregirlo: "Quedé en tercer lugar… tercer lugar".
Pero la lluvia de dardos envenenados apenas comenzaba. "Sí, el que jala fierro pero está bien flaco", continuó Pikín, mientras De Nigris se miraba los brazos con incredulidad, una mezcla de confusión y molestia dibujada en su rostro. Un sutil "Ah, chi…" escapó de sus labios, la primera señal de que la paciencia del regiomontano comenzaba a agotarse. La situación se volvió aún más tensa con la siguiente frase: "Sí, el que le robó a La Tigresa". Ahí, la máscara de tranquilidad de Poncho se resquebrajó.
"¿Es de a molestar o qué?", preguntó, conteniendo a duras penas la furia. La respuesta, inaudible para la audiencia debido a la censura, solo avivó las llamas. El golpe final llegó con la crueldad disfrazada de humor: "El que su mamá no lo quiere, es ese".
La reacción de De Nigris fue explosiva. Se arrancó el micrófono, lo arrojó sobre la mesa y, con un "¡Toma, agárrate otro…!", abandonó la escena, dejando a un Pikín atónito intentando detenerlo. La broma, que había ido demasiado lejos, culminó con un abrazo forzado, un intento desesperado por apaciguar la ira del presentador.
Las redes sociales estallaron. Mientras algunos celebraban la osadía de Chilín y Pikín, otros criticaban la pesada broma. Lo que nadie pudo negar fue la sorprendente serenidad de Poncho De Nigris durante los primeros embates, una calma que contrastaba con la furia final. El video se viralizó, generando un debate sobre los límites del humor y la delgada línea que separa la broma de la ofensa. ¿Fue una broma ingeniosa o una falta de respeto? El público, como siempre, tiene la última palabra. Lo cierto es que este incidente, breve pero intenso, quedará grabado en la memoria colectiva como un ejemplo de cómo una broma aparentemente inocente puede desatar una tormenta mediática.
Fuente: El Heraldo de México