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26 de julio de 2025 a las 22:50

Icela Rodríguez con Sheinbaum en evento histórico

El Zócalo capitalino vibró este sábado con la energía de la historia. Bajo el sol que baña la misma tierra donde una vez se alzó la imponente Tenochtitlán, la Presidenta Claudia Sheinbaum encabezó la conmemoración de “México-Tenochtitlán. Siete Siglos de Legado de Grandeza”. No se trató de una simple ceremonia, sino de un acto cargado de simbolismo, un reconocimiento a la profunda raíz indígena que nutre la identidad mexicana. Acompañada por figuras clave del gobierno, como la Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, la Presidenta Sheinbaum inauguró un memorial que se yergue como un testimonio tangible de la resistencia y la grandeza de un pueblo que se niega a ser olvidado.

Las imágenes compartidas en redes sociales por la Secretaria Rodríguez muestran la solemnidad del evento, la emoción palpable en los rostros de los asistentes. Más allá de la formalidad protocolaria, se percibe un sentimiento de orgullo compartido, una conexión con un pasado glorioso que se proyecta hacia el futuro. La presencia de la Investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Lorena Vázquez Vallín, y otros reconocidos académicos, subraya la importancia de la rigurosidad histórica en la construcción de la narrativa nacional. No se trata de romantizar el pasado, sino de comprenderlo en toda su complejidad, con sus luces y sus sombras, para construir un presente más justo y un futuro más promisorio.

La representación de la fundación de Tenochtitlán, llevada a cabo durante la ceremonia, transportó a los presentes a aquel momento crucial en que el águila posó sobre el nopal, señalando el lugar donde se erigiría la grandiosa ciudad. Fue un recordatorio visual de la fuerza y la determinación de un pueblo que supo construir un imperio desde la adversidad. Las palabras de la Presidenta Sheinbaum resonaron con fuerza en el corazón del Zócalo, al recordar que la caída de Tenochtitlán no fue solo la destrucción de una ciudad, sino el inicio de un largo y doloroso proceso de colonización que buscó, sistemáticamente, borrar la identidad indígena.

"Se buscó avergonzarnos de nuestro origen", afirmó la mandataria, denunciando la violencia simbólica que se ejerció durante siglos contra los pueblos originarios. Pero hoy, en el marco de la Cuarta Transformación, se alza una nueva narrativa. Una narrativa que reivindica la grandeza de las culturas prehispánicas, que reconoce la deuda histórica con los pueblos indígenas y que busca, a través del perdón y la justicia, sanar las heridas del pasado.

La Presidenta Sheinbaum fue enfática al señalar que la Cuarta Transformación no es solo un proyecto político o económico, sino un proyecto de dignidad. Un proyecto que busca la justicia social reconociendo y valorizando la riqueza cultural y lingüística de los pueblos originarios. Elevando sus derechos al rango constitucional, se busca garantizar que su voz sea escuchada y que su participación en la construcción del país sea plena y efectiva. La conmemoración de los siete siglos de legado de México-Tenochtitlán es, por lo tanto, mucho más que un acto conmemorativo; es una declaración de principios, una apuesta por un futuro donde la diversidad cultural sea la base de una sociedad más justa e igualitaria. Es una invitación a mirar hacia atrás con orgullo y hacia adelante con esperanza, reconociendo que la grandeza de México reside en la fuerza y la resiliencia de sus raíces indígenas.

Fuente: El Heraldo de México