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26 de julio de 2025 a las 21:10

Horror en Puebla: Trans arrojada a un barranco

La brutal agresión sufrida por Geraldine N. en Teziutlán, Puebla, nos sacude como sociedad y nos obliga a confrontar la cruda realidad de la violencia transfóbica que aún prevalece en nuestro país. El simple hecho de que una cita, un encuentro que en teoría debería estar marcado por la ilusión y el conocimiento mutuo, se transforme en una pesadilla de violencia extrema, nos deja sin aliento. Imaginen por un instante la angustia de Geraldine al ser arrojada desde una camioneta en movimiento, a 50 metros de altura, a un barranco. Imaginen el terror, la desesperación, el dolor físico y emocional que la invadieron en esos segundos que parecieron una eternidad. Su grito de auxilio, que afortunadamente fue escuchado por los vecinos, no solo la salvó de una muerte segura, sino que también se convirtió en un grito desesperado de toda una comunidad que clama por justicia y por el fin de la discriminación.

El acto de violencia que Geraldine sufrió no es un hecho aislado, lamentablemente. Forma parte de una cadena de agresiones que a diario enfrentan las personas trans en México. La transfobia, ese odio irracional que se alimenta de la ignorancia y el prejuicio, sigue cobrando vidas y dejando profundas heridas en quienes la padecen. Es una lacra social que debemos erradicar de raíz, a través de la educación, la concienciación y la aplicación de la ley con todo su rigor.

La rápida respuesta de Protección Civil, alertados por los vecinos, fue crucial para salvar la vida de Geraldine. Sin embargo, la atención médica, aunque necesaria, no es suficiente. Es imprescindible que se haga justicia, que el agresor sea identificado, capturado y castigado con todo el peso de la ley. La diputada Gabriela Chumacero, desde el Congreso del Estado de Puebla, ha alzado la voz con fuerza y valentía para condenar este atroz acto de violencia y exigir que se investigue con perspectiva de género y derechos humanos. Su llamado a la Fiscalía General del Estado para que se agoten todas las líneas de investigación es fundamental para que este caso no quede impune.

El comunicado de la diputada Chumacero nos recuerda que la transfobia mata, pero también nos recuerda que el silencio institucional también lo hace. No podemos permanecer indiferentes ante la violencia y la discriminación. Es nuestro deber, como sociedad, exigir justicia para Geraldine y para todas las víctimas de la transfobia. Debemos construir un país donde la identidad de género no sea motivo de agresión o muerte, un país donde todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género, puedan vivir libres, seguras y con dignidad.

La lucha por la igualdad y el respeto a la diversidad es una lucha de todos. No podemos permitir que el miedo y el odio triunfen. Debemos unirnos para construir un futuro donde la inclusión y la justicia social sean una realidad para todas y todos. El caso de Geraldine N. nos interpela a reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos construir y nos llama a la acción para que hechos como este no se repitan jamás. El camino hacia la igualdad aún es largo, pero con la fuerza de la solidaridad y la determinación de la justicia, podemos llegar a la meta.

Fuente: El Heraldo de México