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26 de julio de 2025 a las 04:20
El Diablo: ¿Ángel o Demonio?
Adentrémonos en el enigmático mundo del esoterismo, donde las energías luminosas coexisten con las sombras más profundas, aquellas que se vinculan con la figura ancestral del Diablo. Su representación en la cultura popular, con forma humana y pezuñas de cabra, dista mucho de la realidad que algunos privilegiados, o quizás malditos, han presenciado. En México, una figura se alza como puente entre nuestro mundo y el infernal: el Brujo Mayor de Catemaco, también conocido como el Unicornio Negro. No es un simple hechicero, sino un vidente, astrólogo y guía espiritual que, desde las entrañas de la Cueva del Diablo en Veracruz, oficia rituales para aquellos que buscan respuestas, soluciones o pactos en los reinos ocultos.
El Unicornio Negro no busca el beneficio propio, sino que se erige como un intermediario para quienes, desde todos los rincones de México e incluso del mundo, acuden a él con peticiones específicas. La Cueva del Diablo, un lugar impregnado de misticismo y poder, se convierte en el escenario de estos encuentros con lo desconocido. Pero el constante contacto con estas fuerzas ha llevado al Unicornio Negro a un encuentro cara a cara con el mismísimo Diablo, una experiencia que ha compartido, estremeciendo a la audiencia de un podcast y viralizándose posteriormente en TikTok.
En el fragmento del podcast que ha recorrido las redes sociales, el Unicornio Negro describe el protocolo para adentrarse en la Cueva del Diablo: los solicitantes deben entrar solos, mientras él vigila desde la entrada. Si la persona excede los veinte minutos dentro de la cueva, el brujo debe intervenir, asegurándose de que todo esté en orden. En esta ocasión particular, la espera se prolongó, obligando al Unicornio Negro a penetrar en la oscuridad de la cueva. Lo que encontró allí desafió cualquier imagen preconcebida del Diablo.
"La cueva es totalmente oscura y el diablo no es rojo", relata el brujo, describiendo al ser infernal no como una criatura de fuego, sino como una entidad de "luz oscura", una paradoja que encierra la inmensa potencia de su naturaleza. No es la figura roja y cornuda de las ilustraciones, sino algo mucho más imponente y aterrador. "Es un ser de luz oscuro muy fuerte", repite, enfatizando la abrumadora presencia que lo envolvió. Tenía forma humanoide, con manos y pies, pero sus extremidades eran alargadas, sus uñas semejantes a la madera, y su tamaño superaba con creces al de cualquier hombre. No era una figura definida, sino más bien una masa oscura, una nube negra que absorbía la luz y el sonido.
El encuentro con el Diablo, según el Unicornio Negro, no deja espacio para la reacción. No hay tiempo para gritar, para huir, ni siquiera para pensar. La parálisis se apodera del cuerpo, mientras la mente se convierte en el único canal de comunicación con la entidad infernal. "Tú estás escuchando lo que él te dice… en tu consciencia y tú le puedes responder dentro de tu misma consciencia", explica el brujo. No son palabras audibles, sino una comunicación directa, mente a mente, con una entidad que trasciende nuestro plano de existencia.
Diablo, Lucifer, el Maligno… el nombre es irrelevante. Lo que importa es la abrumadora energía que se manifiesta en su presencia, transformando el ambiente y penetrando en lo más profundo del ser. El testimonio del Unicornio Negro nos ofrece una visión aterradora y fascinante del Diablo, lejos de los clichés populares, presentándolo como una fuerza primigenia, oscura e incognoscible, que reside en los confines de nuestra realidad. Su experiencia nos recuerda la existencia de fuerzas que escapan a nuestra comprensión, misterios que se ocultan en las sombras y que solo unos pocos, como el Brujo Mayor de Catemaco, se atreven a confrontar.
Fuente: El Heraldo de México