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26 de julio de 2025 a las 06:05

Debut de Bambita Castán genera polémica

La historia de Romina "La Bambita" Castán ha desatado un acalorado debate nacional que trasciende el ámbito deportivo. ¿Dónde termina la ambición deportiva y comienza la responsabilidad de proteger a un menor? La controversia generada por el inminente –y ahora, aparentemente frustrado– debut profesional de esta niña veracruzana de tan solo 12 años ha puesto el dedo en la llaga en un tema crucial: la protección de la infancia en el deporte de alto rendimiento. Muchos se preguntan si la presión por alcanzar la gloria deportiva, en este caso un lugar en el Récord Guinness, justifica exponer a una niña a los riesgos inherentes del boxeo profesional.

Las declaraciones de Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, resuenan con fuerza en la opinión pública. Su rechazo categórico, calificando la situación de "barbaridad", refleja la preocupación generalizada por el bienestar de Romina. La imagen de una niña de 12 años enfrentándose a los golpes de una oponente adulta genera una profunda inquietud. ¿Están los padres de Romina, cegados por la ambición, poniendo en peligro la salud física y emocional de su hija? Este cuestionamiento se repite en redes sociales y tertulias, alimentando la polémica.

La Fecombox, por su parte, no se ha quedado de brazos cruzados. Su solicitud de medidas precautorias e investigación formal contra la comisión de boxeo de Veracruz demuestra la seriedad con la que se está tomando el asunto. La pregunta que flota en el aire es: ¿cómo pudo autorizarse un combate de estas características? La exigencia de verificar los estudios médicos y autorizaciones de Romina, si bien es un paso necesario, parece llegar tarde. La Fecombox pone el foco en la ética y la responsabilidad, dos principios fundamentales que parecen haber sido pasados por alto en este caso.

El argumento de la falta de madurez física y emocional de una niña de 12 años para soportar el castigo de una pelea profesional es irrefutable. El boxeo es un deporte de contacto extremo, y exponer a una menor a sus rigores puede tener consecuencias devastadoras, tanto físicas como psicológicas. Las autoridades del deporte, tanto profesional como amateur, tienen la obligación de velar por la integridad de los menores, y en este caso, parece que se ha fallado estrepitosamente.

La intervención de Juan Carlos Pelayo, titular de la Fecombox, recuerda la obligación constitucional y legal de proteger la salud, integridad y desarrollo de niños, niñas y adolescentes. Sus palabras ponen de manifiesto la necesidad de un marco regulatorio más estricto que impida situaciones como la de Romina. ¿Qué medidas se tomarán para evitar que este tipo de situaciones se repitan en el futuro?

El sueño de Romina de ingresar al Récord Guinness como la boxeadora más joven de la historia ha quedado, al menos por ahora, truncado. La presión de los organismos nacionales e internacionales ha obligado a replantear la situación. Más allá de la ambición deportiva, la prioridad debe ser la protección de la menor. Este caso sirve como una llamada de atención para reflexionar sobre los límites del deporte de alto rendimiento y la importancia de salvaguardar el bienestar de los niños y niñas que sueñan con la gloria. El debate está abierto, y la sociedad exige respuestas.

Fuente: El Heraldo de México