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25 de julio de 2025 a las 09:20

Mujeres: Menos créditos, más cumplidas. ¿Por qué?

La desigualdad en el acceso al crédito no es un fenómeno nuevo, pero sigue siendo una barrera significativa para el empoderamiento económico de las mujeres. A pesar de que, según datos del Banco de México, las mujeres demuestran una mayor responsabilidad en el cumplimiento de sus obligaciones crediticias, paradójicamente, se enfrentan a condiciones menos ventajosas en el sistema financiero. Esta realidad, que se replica a nivel global, no solo limita el potencial individual de las mujeres, sino que frena el desarrollo económico del país en su conjunto.

En México, esta brecha de género en el acceso al crédito es particularmente evidente en el segmento de personas físicas con actividad empresarial. Las mujeres emprendedoras, a pesar de su creciente protagonismo en el panorama económico, encuentran mayores dificultades para acceder a financiamiento, y cuando lo logran, las condiciones son menos favorables. En promedio, los montos de los créditos otorgados a mujeres son un 22.7% inferiores a los otorgados a hombres, y las tasas de interés que se les aplican son 1.4 puntos porcentuales más altas. Esta disparidad, que a simple vista podría parecer mínima, se traduce en un obstáculo considerable para el crecimiento y la consolidación de los negocios liderados por mujeres.

Imaginemos dos escenarios: un hombre y una mujer con la misma idea de negocio, el mismo plan de inversión y las mismas proyecciones de crecimiento. Ambos acuden a una institución financiera en busca de un crédito. El hombre recibe un préstamo con un monto suficiente para cubrir sus necesidades de inversión y una tasa de interés competitiva. La mujer, por otro lado, recibe un préstamo menor, lo que la obliga a ajustar sus planes y a limitar su potencial de crecimiento, además de enfrentarse a una tasa de interés más alta, lo que incrementa sus costos financieros y reduce su margen de ganancia. ¿Cuál de los dos negocios tiene más probabilidades de prosperar?

La respuesta es evidente. Estas diferencias en las condiciones de financiamiento no solo perpetúan la desigualdad de género, sino que también representan una pérdida de oportunidades para la economía nacional. Si las mujeres tuvieran acceso a las mismas condiciones crediticias que los hombres, podrían impulsar sus negocios con mayor fuerza, generar más empleos y contribuir de manera más significativa al crecimiento económico.

Más allá del impacto económico, la desigualdad en el acceso al crédito también tiene consecuencias sociales. Limita la autonomía financiera de las mujeres, las hace más vulnerables ante situaciones de crisis y perpetúa roles de género tradicionales. Al dificultar el acceso al capital, se les niega la oportunidad de desarrollar su potencial emprendedor y de participar plenamente en la vida económica del país.

Es fundamental que las instituciones financieras, los reguladores y la sociedad en su conjunto trabajen para cerrar esta brecha de género. Se necesitan políticas públicas que promuevan la igualdad de acceso al crédito, programas de educación financiera dirigidos a mujeres emprendedoras y una mayor sensibilización sobre la importancia de la inclusión financiera. Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres no solo es un acto de justicia social, sino una estrategia inteligente para impulsar el desarrollo económico y construir un futuro más próspero para todos. El acceso al crédito en igualdad de condiciones no es un privilegio, es un derecho que debe ser garantizado para todas las personas, sin importar su género.

Fuente: El Heraldo de México