
25 de julio de 2025 a las 18:45
Justicia para la taxista veracruzana: Sheinbaum promete #0Impunidad
La sombra de la violencia se cierne nuevamente sobre Veracruz, dejando tras de sí la desgarradora historia de Irma Hernández, una maestra jubilada que encontró la muerte tras negarse a pagar la cuota de extorsión exigida por el crimen organizado. Su imagen, viralizada en redes sociales, hincada y con la mirada perdida, es un crudo recordatorio de la vulnerabilidad que enfrentan muchos mexicanos ante el acecho de la delincuencia. La promesa de "cero impunidad" pronunciada por la Presidenta Claudia Sheinbaum desde Palacio Nacional resuena con la esperanza de justicia, pero también con la urgencia de acciones contundentes que transformen la realidad.
La colaboración entre el Gabinete de Seguridad, la Fiscalía de Veracruz y la Gobernadora del estado, anunciada por la mandataria, se presenta como el primer paso en la búsqueda de los responsables. Sin embargo, la complejidad del caso exige ir más allá de la simple captura de los autores materiales. Es necesario desmantelar las redes de extorsión que operan con impunidad, identificando a los líderes que se esconden tras la máscara del anonimato y cortando de raíz sus fuentes de financiamiento.
La Estrategia Nacional contra la Extorsión, mencionada por Sheinbaum, se convierte en un elemento clave para enfrentar este flagelo que afecta a pequeños y grandes empresarios, asfixiando la economía local y sembrando el terror en la sociedad. La experiencia en el Estado de México, donde se han logrado importantes avances en el combate a la extorsión, debe servir como modelo para replicar las buenas prácticas en otras regiones del país.
Pero la lucha contra la extorsión no puede limitarse a la persecución del delito. Es fundamental fortalecer las medidas de prevención, brindando a la ciudadanía las herramientas necesarias para denunciar de forma segura y confidencial cualquier intento de extorsión. Asimismo, se debe impulsar la creación de una cultura de la denuncia, rompiendo el círculo de silencio que permite a los extorsionadores operar con impunidad.
El caso de Irma Hernández no puede ser un caso más en la larga lista de víctimas de la violencia. Su muerte debe ser un llamado a la acción, un recordatorio de que la seguridad no es un privilegio, sino un derecho fundamental que el Estado debe garantizar. La promesa de cero impunidad debe traducirse en resultados concretos, en la detención y castigo de los responsables, en el desmantelamiento de las redes criminales y en la construcción de un país donde la justicia y la paz sean la norma, no la excepción.
La indignación que ha generado este crimen debe ser canalizada hacia la exigencia de un cambio profundo en las estrategias de seguridad. No basta con lamentar las pérdidas, es necesario actuar con firmeza y determinación para que ninguna otra familia tenga que sufrir el dolor de la extorsión y la violencia. El futuro de México depende de la capacidad del Estado para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y para construir un país donde la vida tenga valor y la justicia prevalezca. El recuerdo de Irma Hernández debe ser un motor para impulsar la transformación que tanto anhelamos.
Fuente: El Heraldo de México