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25 de julio de 2025 a las 20:10

Justicia para Cielo Susan

La indignación recorre las venas de Liz, una madre que ha visto el mundo de su hija, Cielo o Susan (nombre ficticio para proteger su identidad), desmoronarse tras una brutal agresión sexual. El pasado 31 de marzo, en Campeche, la vida de esta joven de 22 años dio un giro devastador. Lo que comenzó como una noche de fiesta entre amigas, terminó en una pesadilla. Tras la celebración, el grupo decidió continuar la velada en el departamento de Cielo. Fue allí donde tres hombres, aproximadamente de la misma edad que la víctima, cometieron el atroz acto.

La voz de Liz, quebrada por el dolor pero firme en su lucha por justicia, se alza en medio del silencio y la impunidad. "Me dice, mami perdóname", relata con profunda tristeza, recordando el momento en que su hija le confesó la violación. Esa frase, cargada de culpa inmerecida, refleja el estigma que aún pesa sobre las víctimas de agresión sexual, obligándolas a cargar con un peso que no les corresponde. Liz, con la fuerza de una leona protegiendo a su cachorro, se niega a que su hija se hunda en la autoincriminación. "Puede salir y tomarse 30 cervezas si quiere, no tenían derecho de violarla", afirma con vehemencia, desmontando la perversa lógica que busca justificar la violencia machista en el comportamiento de la víctima.

La madre, con valentía admirable, ha decidido hacer público el caso, a pesar del miedo a represalias por parte de los agresores, quienes ya han sido identificados. La carpeta de investigación CI-2-2025-448, abierta ante la Fiscalía General del Estado de Campeche (FGEC), recoge los detalles de este crimen que ha conmocionado a la sociedad. Liz ha compartido su testimonio con el periodista Ignacio Lozano y con el medio Proceso, buscando visibilizar la realidad de la violencia de género y exigiendo que se haga justicia.

El caso de Cielo o Susan evoca inevitablemente el horror de "La Manada", aquel grupo de hombres que agredió sexualmente a una joven durante las fiestas de San Fermín en Pamplona, España, en 2016. La similitud en la actuación de los agresores, descrita por Liz como una acción "en manada", pone de manifiesto la preocupante normalización de la violencia sexual grupal. Al igual que en el caso español, la revictimización acecha a Cielo o Susan. La pregunta sobre si había bebido alcohol, sobre su comportamiento previo a la agresión, planea en el aire, intentando desviar la atención del verdadero problema: la brutalidad de los agresores y la violación de un derecho fundamental.

Liz, con su testimonio desgarrador, nos recuerda que la culpa nunca es de la víctima. Su lucha, que apenas comienza, es la lucha de todas las mujeres que han sido silenciadas, de todas las que viven con el miedo constante a la violencia machista. Es un llamado a la sociedad a romper el silencio, a exigir justicia y a construir un futuro donde la libertad y la seguridad de las mujeres sean una realidad inquebrantable. La valentía de Liz y de su hija, Cielo o Susan, ilumina el camino hacia un cambio necesario y urgente.

Fuente: El Heraldo de México