
25 de julio de 2025 a las 09:10
El Narco Norte
La retórica incendiaria de Donald Trump, acusando a "narcos mexicanos" de planear ataques con drones en suelo estadounidense, contrasta drásticamente con la realidad revelada por el periodista Jesús Esquivel en su libro "Los Narcos Gringos: una radiografía inédita del tráfico de drogas en Estados Unidos". Lejos de la imagen de cárteles mexicanos omnipresentes controlando el mercado de drogas estadounidense, Esquivel destapa una verdad incómoda: el auge de los "cárteles domésticos".
Su investigación, profundizando en la información de su obra anterior, desmonta el mito de la exclusiva responsabilidad mexicana en el tráfico de drogas. En sus inicios, explica Esquivel, los cárteles mexicanos sí operaban con intermediarios en la frontera, encargándose de la logística de distribución en Estados Unidos. Sin embargo, la estructura del narcotráfico ha evolucionado. Ya no se trata solo de una dependencia de los cárteles mexicanos, sino de la proliferación de grupos criminales locales, con una capacidad operativa autónoma que les ha valido la clasificación de "cárteles domésticos" dentro del propio Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Este hecho, cuidadosamente ocultado a la opinión pública estadounidense, fue admitido por el Procurador General de Justicia de Estados Unidos en una conferencia bilateral en Washington, según relata Esquivel, quien estuvo presente en el evento. La pregunta incómoda, formulada por el propio periodista, obligó al funcionario a reconocer la existencia de estos grupos criminales locales.
Esquivel detalla que estos "cárteles domésticos" no se asemejan a las grandes estructuras de los cárteles mexicanos o colombianos. Se trata principalmente de pandillas y clubes de motociclistas que operan en células pequeñas, controlando territorios limitados y rutas específicas de tráfico de drogas. Su característica principal es su independencia. Funcionan como franquicias, sin un líder único, lo que los convierte en un ejemplo de "capitalismo puro" dentro del mundo criminal.
El autor desmiente la narrativa oficial que culpa a los cárteles mexicanos del control del mercado de drogas en Estados Unidos. Cita a John Cale, exfuncionario del Departamento de Justicia, quien le confirmó que la supuesta influencia de cárteles como el de Sinaloa o Jalisco en territorio estadounidense es una "falacia", una estrategia para desviar la atención de la responsabilidad interna.
La investigación de Esquivel pone en evidencia la complejidad del problema del narcotráfico, desmontando la simplificación que busca culpabilizar exclusivamente a México. La existencia de "cárteles domésticos" complica el panorama y exige una revisión de las estrategias de combate al narcotráfico, enfocándose en la problemática interna de Estados Unidos. La pregunta que surge es: ¿estará dispuesto el gobierno estadounidense a afrontar esta realidad y asumir su responsabilidad en el problema? El libro de Esquivel, sin duda, es una lectura obligada para comprender la verdadera dimensión del narcotráfico en Norteamérica y cuestionar las narrativas oficiales.
Fuente: El Heraldo de México