
25 de julio de 2025 a las 08:45
Dunas y sal: el secreto mágico de Coahuila
Imagina un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, donde el silencio solo es interrumpido por el susurro del viento entre las dunas. Un oasis de tranquilidad en medio del desierto coahuilense, donde las vibrantes fachadas de las casas coloniales se erigen como testigos silenciosos del pasado, contrastando con la melancólica belleza de las ruinas de una antigua fábrica de sal. Ese lugar existe, y se llama Viesca, un Pueblo Mágico que te invita a desconectar del mundo y reconectar contigo mismo.
Mucho antes de que Viesca se convirtiera en el remanso de paz que es hoy, el territorio estaba sumergido bajo las aguas del mar. Al retirarse las olas, dejaron tras de sí un paisaje único, un lienzo en tonos ocres y dorados esculpido por la naturaleza. Estas dunas, que se extienden hasta donde alcanza la vista, son un imán para los viajeros que buscan escapar del bullicio de la ciudad y sumergirse en la inmensidad del desierto. La distancia, un aliado en la búsqueda de la tranquilidad: la ciudad más cercana se encuentra a 40 kilómetros, según la Secretaría de Turismo, aislando a Viesca del ajetreo diario y convirtiéndola en el refugio perfecto para quienes anhelan la desconexión total.
Pero la tranquilidad no es sinónimo de aburrimiento en Viesca. La aventura te espera a bordo de una cuatrimoto, surcando las dunas y sintiendo la adrenalina correr por tus venas. Imagina la emoción de explorar este paisaje sobrenatural, dejando atrás las huellas de la civilización y adentrándote en un territorio donde la naturaleza reina suprema. Y cuando el sol comienza a descender, el cielo se transforma en un espectáculo de colores vibrantes, pintando las dunas con tonalidades rojizas y doradas. Un espectáculo que te dejará sin aliento y que se graba para siempre en la memoria.
Viesca es también un pueblo con historia. Fundado el 24 de julio de 1731, sus calles empedradas y sus casas coloniales susurran historias de indios tlaxcaltecas y españoles que encontraron en este rincón del desierto un lugar para echar raíces. Su legado perdura en la gastronomía local, donde las tradicionales quemadas, los camotes, la fruta cristalizada y las biznagas deleitan el paladar con sabores auténticos. No puedes dejar de visitar el Templo de Santiago Apóstol, una joya arquitectónica que se alza imponente en el corazón del pueblo, testimonio de la fe y la devoción de sus habitantes.
La antigua fábrica de sal, un fantasma del pasado industrial de Viesca, se alza como un monumento a una época en la que la sal era el motor de la economía local. Hace seis décadas, bullía de actividad, proporcionando empleo a la mayoría de los habitantes. Hoy, en silencio, sus ruinas evocan la memoria de un tiempo que ya no existe, atrayendo a los visitantes con su aura de misterio y decadencia. Explorar sus rincones es como viajar en el tiempo, imaginando las vidas de quienes trabajaron entre sus muros.
Llegar a Viesca es sencillo. Si viajas desde Torreón, puedes tomar un autobús de la línea Rojos de la Laguna que te llevará directamente al corazón del Pueblo Mágico. Si prefieres la libertad de un coche, la carretera estatal y la federal número 40 te guiarán a través del paisaje desértico hasta este oasis de tranquilidad. Viesca te espera, con sus dunas doradas, sus atardeceres de ensueño y su atmósfera de paz. Un lugar para perderse y encontrarse, para desconectar del mundo y reconectar con la esencia de la vida.
Fuente: El Heraldo de México