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25 de julio de 2025 a las 12:10

¿Dónde están Alejandra y Abigail?

La angustia se apodera de Moreno. Dos jóvenes, Chloe Alejandra Danza y Ludmila Abigaíl Gaute, de tan solo 13 y 17 años respectivamente, se desvanecieron en el aire el pasado sábado. Salieron de su hogar en La Reja con la aparente normalidad de una tarde cualquiera, rumbo a un encuentro con un amigo en una plaza de Paso del Rey. Un encuentro del que su madre tenía conocimiento, un amigo al que conocía. Todo parecía estar bajo control. Las chicas, incluso, avisaron a su madre que ya emprendían el regreso. Ese mensaje, un breve suspiro de tranquilidad, fue el último contacto. El silencio que le siguió se ha convertido en una tortuosa espera, una agonía que se extiende con cada minuto que pasa.

La noche del sábado se tiñó de preocupación. La ausencia de las jóvenes encendió las alarmas familiares. La búsqueda comenzó de inmediato, una búsqueda desesperada que al día siguiente se formalizó en una denuncia ante las autoridades. La fiscal Luisa Pontecorvo y el auxiliar fiscal Pablo Córdoba tomaron las riendas de la investigación, una carrera contra el tiempo para encontrar a Chloe y Ludmila.

Un mensaje de texto, enviado desde el teléfono del amigo con el que se encontraron, añadió un matiz de incertidumbre a la historia. Las chicas informaban que se habían quedado sin batería y que volvían a casa. Un mensaje entre las seis y las siete de la tarde. Después, el vacío. ¿Llegaron a enviar ese mensaje? ¿Fueron ellas quienes lo escribieron? Las preguntas se acumulan, alimentando la angustia y la desesperación.

Las cámaras de seguridad, testigos silenciosos del ir y venir cotidiano, ofrecen algunas pistas, aunque insuficientes. Muestran a Chloe y Ludmila caminando solas por la estación de tren de Moreno, confirmando su llegada a ese punto. Sin embargo, no hay rastro de ellas en la parada de colectivos donde, según el testimonio del amigo, las dejó para que tomaran el transporte de regreso. Su figura no aparece en las grabaciones, generando dudas e interrogantes sobre su versión de los hechos.

Gabriela, la madre de las adolescentes, no duda en expresar públicamente sus sospechas. Cree que el amigo sabe más de lo que ha contado. Su tardanza en presentarse a declarar, justificada por una supuesta lejanía que le impedía acudir con prontitud, alimenta las dudas y la desconfianza. Si bien las autoridades no lo consideran sospechoso por el momento, la mirada de la madre, cargada de angustia y desesperación, se posa sobre él.

Mientras tanto, la esperanza se aferra a los testimonios de algunos vecinos que aseguran haber visto a las chicas bajar del colectivo en una zona cercana a su hogar. Esta información ha ampliado el radio de búsqueda, movilizando a la policía y a perros rastreadores por diferentes áreas del partido de Moreno. La Alerta Sofía, un recurso vital en casos de desapariciones de menores, se activó de inmediato, difundiendo las imágenes y datos de Chloe y Ludmila a través de medios de comunicación y redes sociales, en un llamado a la colaboración ciudadana.

La familia, incansable, recorre cada rincón, golpea cada puerta, implorando ayuda. La tía de una de las chicas ha visitado instituciones, hablado con autoridades locales, y solicitado mayor presencia policial en el barrio. El apoyo de la comunidad es palpable, pero la incertidumbre persiste. ¿Dónde están Chloe y Ludmila? La pregunta resuena en cada conversación, en cada mirada, en cada corazón.

Las autoridades continúan recolectando testimonios, siguiendo cada pista, cada indicio, en una carrera contra el reloj. La familia, con el alma en vilo, se aferra a la esperanza, esperando noticias, esperando respuestas. La comunidad, unida en la angustia, se suma al clamor: que Chloe y Ludmila regresen a casa.

Fuente: El Heraldo de México