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26 de julio de 2025 a las 01:40

Chiapas sediento: Agua no llega a todos

La paradoja del agua en Chiapas: abundancia y escasez coexisten. Mientras la imagen de Chiapas se asocia a la exuberancia de sus ríos y selvas, una realidad menos visible se esconde en las alturas de la Sierra Madre: la escasez de agua. Comunidades enteras, aferradas a las laderas, dependen de manantiales caprichosos que, con la llegada del estiaje, menguan hasta casi desaparecer, dejando a su paso la angustia de la incertidumbre. Esta situación, a menudo eclipsada por la percepción generalizada de abundancia hídrica en el estado, nos recuerda la complejidad del acceso al agua y la necesidad de una mirada más profunda.

El estrés hídrico, ese enemigo silencioso, se manifiesta no solo en la falta de agua para el consumo humano, sino también para las actividades agrícolas e industriales, pilares de la economía local. Sequías prolongadas, exacerbadas por el cambio climático y el crecimiento demográfico, agravan el problema. La temporada seca, de marzo a mayo, se convierte en un periodo crítico, donde la demanda de agua aumenta debido al calor, mientras que las fuentes naturales disminuyen su caudal, creando un desequilibrio preocupante.

Si bien Chiapas no se encuentra al borde de una crisis hídrica generalizada como otras regiones del país, la situación en zonas específicas como la Sierra, Pijijiapan y partes de Pichucalco, enciende una alarma. La dependencia de cuerpos de agua superficiales, altamente susceptibles a las variaciones climáticas, coloca a estas comunidades en una posición vulnerable. Aunque los 4,000 milímetros de lluvia anual registrados en algunas zonas del estado pintan un panorama alentador, la distribución desigual del recurso y la falta de infraestructura adecuada para su captación y almacenamiento, impiden que esta abundancia beneficie a todos por igual.

La necesidad de una gestión hídrica sostenible e inclusiva se vuelve imperante. No basta con reconocer la riqueza hídrica de Chiapas; es fundamental garantizar que esta riqueza llegue a quienes más la necesitan. Implementar sistemas de captación de agua de lluvia, promover prácticas agrícolas eficientes, reforestar las cuencas y educar a la población sobre el uso responsable del agua son acciones cruciales para mitigar el estrés hídrico y construir un futuro donde el agua sea un derecho garantizado para todos.

El fantasma de la crisis hídrica global se cierne sobre nosotros, recordándonos la fragilidad de este recurso vital. El cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de acuíferos son amenazas que no respetan fronteras. Las consecuencias son devastadoras: escasez de agua potable, inseguridad alimentaria, migraciones masivas y conflictos por el control del recurso. Chiapas, a pesar de su privilegiada posición geográfica, no es inmune a estos desafíos.

Es hora de actuar. La gestión sostenible del agua no es una opción, sino una necesidad urgente. Invertir en infraestructura hídrica, fomentar la investigación y la innovación en tecnologías para el aprovechamiento del agua, y fortalecer la cooperación internacional son pasos esenciales para afrontar este desafío global. El futuro del agua, y con él, el futuro de la humanidad, depende de las decisiones que tomemos hoy. En Chiapas, la paradoja del agua nos llama a la acción: a convertir la abundancia en un recurso compartido y a garantizar que la escasez no sea sinónimo de sufrimiento.

Fuente: El Heraldo de México