La desgarradora historia de Doña María de Jesús Mundo nos conmueve y nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de los lazos familiares. Durante tres largos años, esta anciana de 80 años esperó pacientemente en la fría banca de la Central Camionera de Puebla (CAPU), aferrada a la esperanza de reunirse con su hija. Imaginen la escena: una mujer de avanzada edad, con su bastón como único soporte, rodeada de escasas pertenencias, en medio del bullicio constante de una terminal de autobuses. Tres años viendo rostros desconocidos, escuchando el ir y venir de los viajeros, mientras en su corazón latía la promesa de un reencuentro que nunca llegó.

Su historia, inicialmente conocida solo localmente, trascendió las fronteras de Puebla gracias a la viralización de un video hace un año. Las imágenes de Doña Mari conmovieron a miles, despertando la solidaridad de muchos y la curiosidad de otros. ¿Cómo es posible que una anciana viviera en esas condiciones durante tanto tiempo? ¿Dónde estaban sus familiares? Las preguntas resonaban en las redes sociales, generando un debate sobre la responsabilidad familiar y el cuidado de nuestros mayores.

Sabemos que Doña Mari vivía en una humilde casa en la Unidad San Andrés, en Tehuacán, pero la falta de recursos la obligó a abandonar su hogar. Desalojada y sin un techo donde cobijarse, encontró refugio en la CAPU, un espacio público que se convirtió en su improvisado hogar. A quienes le preguntaban por su situación, respondía con la ilusión de quien espera un milagro: "Estoy esperando a mi familia, se fueron a Estados Unidos". Una respuesta que, con el tiempo, se convirtió en un eco constante en los pasillos de la terminal.

El año pasado, el Sistema Estatal DIF de Puebla inició una campaña para encontrar a los familiares de Doña Mari. El boletín, acompañado de una fotografía que reflejaba la vulnerabilidad de la anciana, pedía la colaboración ciudadana para localizar a sus hijos. Una búsqueda que, lamentablemente, continúa hasta el día de hoy. A pesar de la difusión y los esfuerzos de las autoridades, el paradero de sus familiares sigue siendo un misterio.

Doña Mari sobrevivió gracias a la generosidad de la gente. Los usuarios de la CAPU, conmovidos por su historia, le brindaron apoyo con comida, ropa y dinero. Un gesto de solidaridad que, si bien alivió su situación, no pudo llenar el vacío de la soledad y la ausencia familiar.

Ahora, tras su fallecimiento, la historia de Doña Mari se convierte en un llamado a la conciencia. Nos recuerda la importancia de cuidar a nuestros mayores, de fortalecer los lazos familiares y de tender una mano a quienes más lo necesitan. La búsqueda de sus familiares continúa, no solo para darles la triste noticia, sino también para cerrar un capítulo lleno de incertidumbre y dolor. Si usted tiene alguna información sobre los familiares de Doña María de Jesús Mundo, por favor comuníquese a los números telefónicos 2222295200 extensión 5293, o 2323244788. También puede contactarlos a través de los correos electrónicos [email protected] o [email protected]. Su colaboración podría ayudar a dar un cierre a esta conmovedora historia y, quizás, a que Doña Mari finalmente encuentre la paz que tanto anhelaba.