
24 de julio de 2025 a las 09:25
Tragedia familiar: la abuela y la letal lamida.
La trágica historia de June Baxter nos recuerda la importancia de tomar precauciones, incluso en situaciones que parecen triviales. A sus 83 años, June, residente de Norfolk, perdió la vida tras una serie de eventos desafortunados que comenzaron con un simple accidente doméstico. Una lesión en la pierna, aparentemente sin mayor importancia, se convirtió en la puerta de entrada para una bacteria letal presente en la saliva de su nieta canina. Lo que parecía una muestra de cariño, una lamida en la herida, desencadenó una infección que rápidamente se transformó en sepsis, acabando con la vida de June en cuestión de días.
Este caso, que ha conmocionado a la comunidad y generado debate en redes sociales, pone de manifiesto la fragilidad de la salud, especialmente en personas mayores. Si bien la bacteria Pasteurella multocida es común en la flora bucal de animales domésticos y generalmente inofensiva para ellos, puede representar un serio peligro para los humanos, sobre todo aquellos con sistemas inmunológicos comprometidos. La edad avanzada de June, aunada a sus condiciones preexistentes de riñón, hígado y corazón, la convirtieron en una paciente especialmente vulnerable.
Es fundamental comprender que, aunque las mascotas son parte integral de nuestras familias y nos brindan amor incondicional, es crucial mantener una higiene adecuada y evitar el contacto directo de su saliva con heridas abiertas. Las lamidas, aunque bienintencionadas, pueden transferir bacterias que desencadenen infecciones graves, como la sepsis.
La sepsis, una respuesta inflamatoria generalizada del organismo ante una infección, puede evolucionar rápidamente y causar daño multiorgánico, llevando incluso a la muerte. Es vital reconocer los síntomas, que incluyen fiebre alta, escalofríos, dificultad para respirar, confusión, taquicardia y presión arterial baja. Ante la sospecha de sepsis, es crucial buscar atención médica inmediata, ya que un diagnóstico y tratamiento tempranos son fundamentales para aumentar las posibilidades de supervivencia.
La historia de June Baxter sirve como una dolorosa lección sobre la importancia de la prevención y la atención oportuna. Aunque la nieta de June, Caitlan Allin, actuó sin saber las consecuencias de permitir que su perro lamiera la herida, este caso nos invita a reflexionar sobre la necesidad de estar informados sobre los riesgos potenciales asociados a la interacción con nuestras mascotas, especialmente cuando se trata de personas mayores o con sistemas inmunológicos debilitados. La educación y la concienciación son clave para prevenir tragedias como esta. Informarse sobre los riesgos, mantener una higiene adecuada y acudir al médico ante cualquier signo de infección, son medidas sencillas pero cruciales que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La forense Johanna Thompson, al declarar la muerte de June como una infección accidental, destacó la importancia de considerar todos los factores que contribuyeron al fatal desenlace. Si bien June padecía otras enfermedades, la sepsis derivada de la infección por Pasteurella multocida fue el factor determinante. Esto subraya la necesidad de un enfoque integral de la salud, que tenga en cuenta tanto las condiciones preexistentes como los factores externos que pueden influir en el bienestar de las personas, especialmente las más vulnerables. La prevención, en este contexto, se convierte en una herramienta fundamental para proteger la salud y evitar desenlaces fatales. La comunicación abierta con los profesionales de la salud, la adopción de hábitos higiénicos y la responsabilidad en la interacción con nuestras mascotas son pilares esenciales para construir un entorno seguro y saludable para todos.
Fuente: El Heraldo de México