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24 de julio de 2025 a las 09:00

¡Natanael Cano, sin visa! ¿El fin de su carrera?

La sombra de la controversia continúa cernida sobre Natanael Cano, el joven prodigio de los corridos tumbados. Su música, que resuena con fuerza en los altavoces de Estados Unidos, contrasta irónicamente con su imposibilidad de pisar suelo estadounidense. La ausencia de una visa, tanto de trabajo como de turista, lo mantiene alejado del público que corea sus canciones al otro lado de la frontera. Este dilema, que se extiende a otros exponentes del regional mexicano, ha desatado un acalorado debate sobre los criterios utilizados para la concesión de estos permisos. ¿Se trata de una simple cuestión burocrática o hay algo más detrás de la negativa?

El periodista Javier Ceriani, conocido por su incisiva labor de investigación, ha avivado el fuego de la polémica. En un video publicado en su canal de YouTube, Ceriani retoma el tema de las visas negadas a los cantantes del regional mexicano, señalando la posible vinculación de algunos artistas con actividades ilícitas. En el caso específico de Natanael Cano, Ceriani afirma que la revocación de su visa se debe no solo a presuntos nexos con el crimen organizado, sino también a una supuesta falsificación de documentos.

Según la información revelada por Ceriani, Cano habría obtenido una visa religiosa por dos años, primero a través de una empresa externa y posteriormente mediante su propia productora, “CT Récords”. Esta maniobra, de ser cierta, podría acarrear serias consecuencias legales para la compañía, incluyendo posibles sanciones por fraude. La clave del supuesto engaño radica en que, de acuerdo con Ceriani, Natanael Cano no pertenece a ninguna congregación religiosa, lo cual invalidaría la justificación para la obtención de la visa.

Sin embargo, la versión de Ceriani no es la única que circula. En internet y redes sociales se manejan otras hipótesis. Algunos aseguran que el problema de Cano con las visas se originó durante la pandemia, debido a supuestos conflictos con las autoridades tanto estadounidenses como mexicanas. Estas versiones, sin embargo, carecen de la misma contundencia y detalle que las aportadas por el periodista.

Independientemente de la razón exacta detrás de la situación migratoria de Natanael Cano, lo cierto es que este episodio añade un nuevo capítulo a la compleja relación entre la música regional mexicana y las autoridades. La popularidad del género, en constante ascenso, se ve empañada por la sombra de la sospecha y la controversia. Mientras tanto, el joven artista, cuya música ha conquistado a millones, permanece a la espera de una resolución que le permita reencontrarse con su público al norte de la frontera. ¿Logrará Natanael Cano sortear este obstáculo y retomar su carrera internacional? El tiempo lo dirá.

El caso de Natanael Cano no es un hecho aislado. Representa, más bien, la punta del iceberg de una problemática más profunda que afecta a varios artistas del regional mexicano. La dificultad para obtener visas de trabajo en Estados Unidos ha generado un clima de incertidumbre y preocupación en la industria musical. Muchos se preguntan si detrás de estas negativas se esconde una política discriminatoria hacia el género o si se trata simplemente de una aplicación rigurosa de la ley.

La falta de transparencia en los procesos de solicitud y la discrecionalidad de las autoridades migratorias alimentan las especulaciones y dificultan la búsqueda de soluciones. Es fundamental que se establezcan mecanismos claros y justos que permitan a los artistas ejercer su profesión sin verse sometidos a arbitrariedades. La música, como cualquier otra forma de expresión artística, debe ser libre de barreras y prejuicios.

El debate sobre las visas de los cantantes del regional mexicano trasciende el ámbito musical. Plantea interrogantes cruciales sobre la libertad de expresión, la movilidad internacional y el respeto a los derechos culturales. En un mundo cada vez más globalizado, es imperativo construir puentes de entendimiento y colaboración que permitan el intercambio cultural y el enriquecimiento mutuo. La música, en este sentido, puede ser una poderosa herramienta para derribar muros y unir a las personas. El caso de Natanael Cano nos recuerda la importancia de defender la libertad artística y de promover un diálogo abierto y constructivo entre las naciones.

Fuente: El Heraldo de México