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24 de julio de 2025 a las 10:10

México: Finanzas al alza

La salud financiera de las empresas mexicanas se encuentra en un punto crítico. Si bien la gran mayoría, un abrumador 97%, lleva registros financieros, la realidad es que muchos de estos documentos se convierten en meros trámites burocráticos, acumulando polvo en un archivo digital o físico, sin ser verdaderamente utilizados como herramientas estratégicas para el crecimiento y la estabilidad. Imaginemos un capitán navegando sin brújula ni mapas: ¿cómo podría llegar a buen puerto? De la misma manera, las empresas que no analizan sus registros financieros navegan a ciegas en un mercado cada vez más competitivo y complejo.

La Enafin, como un faro en medio de la tormenta, nos revela una preocupante disparidad entre las grandes corporaciones y las microempresas. Mientras que las primeras, en su mayoría, utilizan sus datos financieros para tomar decisiones informadas y proyectar su futuro, las microempresas, el corazón palpitante de la economía mexicana, se encuentran en una situación vulnerable. Solo cuatro de cada diez microempresas utilizan la información financiera con frecuencia, lo que las deja expuestas a riesgos innecesarios. ¿Cómo pueden planificar su crecimiento, anticiparse a las crisis o aprovechar las oportunidades si no tienen una visión clara de su situación financiera?

Esta brecha no es simplemente una cuestión de tamaño, sino de cultura financiera. La falta de recursos y el acceso limitado a la asesoría especializada juegan un papel crucial. Muchas microempresas dependen de contadores externos que, si bien cumplen con las obligaciones fiscales, no siempre brindan el acompañamiento necesario para la interpretación y el análisis de la información financiera. Esto nos lleva a otro punto crítico: la digitalización. Mientras que el 85% de las empresas recurre a los servicios de un contador, solo el 8% utiliza un programa especializado para la gestión financiera. La tecnología, que debería ser una aliada para la eficiencia y el análisis, se convierte en una asignatura pendiente para la mayoría de las pymes.

La planificación financiera, fundamental para la sostenibilidad a largo plazo, también presenta un contraste marcado. Las grandes empresas, con su acceso a recursos y expertos, trazan metas ambiciosas, realizan pronósticos de ventas y rentabilidad, y diseñan estrategias de endeudamiento. En cambio, las microempresas, a menudo atrapadas en la vorágine del día a día, postergan la planificación estratégica, limitando su potencial de crecimiento. La Enafin nos muestra que solo tres de cada diez microempresas establecen metas a largo plazo, una cifra que debería encender las alarmas. Sin una hoja de ruta clara, el futuro se torna incierto y el crecimiento se vuelve una quimera.

Pero la responsabilidad no recae únicamente en las empresas. El gobierno y las instituciones financieras tienen un papel crucial que desempeñar en la promoción de la educación financiera y el acceso a herramientas y recursos para las pymes. Programas de capacitación, plataformas digitales intuitivas y líneas de crédito accesibles son solo algunas de las iniciativas que podrían marcar la diferencia. La Enafin revela que solo el 10% de las empresas sabe cómo acceder a los programas gubernamentales de apoyo. Es necesario simplificar los trámites, difundir la información de manera efectiva y brindar un acompañamiento personalizado para que las microempresas puedan aprovechar al máximo las oportunidades disponibles.

En definitiva, la situación actual exige un cambio de paradigma. Debemos pasar de la simple recopilación de datos a la utilización estratégica de la información financiera. La educación, la digitalización y el apoyo gubernamental son las claves para empoderar a las microempresas y construir una economía más sólida y resiliente. El futuro de México depende, en gran medida, de la salud financiera de sus empresas, y es hora de tomar las riendas y navegar hacia un horizonte de prosperidad.

Fuente: El Heraldo de México