
24 de julio de 2025 a las 20:35
Liberan líder, ¿pero sigue el bloqueo?
La tensión se palpa en el asfalto. La autopista México-Querétaro, arteria vital del país, se encuentra paralizada. Un río de acero y goma, inmóvil, se extiende desde Tepozotlán hasta Jorobas. El motivo: la angustia y la rabia de los transportistas de la Agrupación de Transportistas, Comerciantes y Anexas (ACME), quienes, tras horas de incertidumbre y desesperación, han decidido alzar la voz, o mejor dicho, silenciar el rugir de sus motores, en una protesta que clama por justicia y seguridad.
El secuestro de Bernardo Aldana Becerril, coordinador del grupo ACME, desató la furia contenida. La noticia, como reguero de pólvora, corrió entre los compañeros de Aldana, quienes, unidos por la solidaridad y el miedo, decidieron bloquear la autopista y la carretera Cuautitlán-Teoloyucan. El reloj marcaba las 7:00 am del miércoles 23 de julio cuando el asfalto se convirtió en escenario de una lucha desesperada. La incertidumbre carcomía los ánimos. ¿Dónde estaba Bernardo? ¿Quiénes eran los responsables? Las preguntas resonaban en el aire, tan densas como el humo de los camiones detenidos.
La sombra de la extorsión se alargaba sobre el caso. Según los testimonios de los choferes, Aldana se había negado a ceder ante las presiones de un grupo criminal. Esta valiente negativa, al parecer, fue el detonante del secuestro. La indignación se mezclaba con el temor. No era solo la vida de Bernardo la que estaba en juego, sino también la seguridad de todos aquellos que se atreven a desafiar la impunidad.
Las horas se convirtieron en un tormento. La espera, interminable. Finalmente, un rayo de esperanza: las autoridades, en un operativo conjunto entre la Secretaría de Seguridad del Estado de México y la Guardia Nacional, lograron la liberación de Aldana. El operativo, llevado a cabo en un inmueble ubicado en Soyaniquilpan, culminó con la detención de seis personas, entre ellas dos mujeres. En el lugar también se encontraba una menor de 7 años. Los detenidos fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
La liberación de Aldana trajo un suspiro de alivio, pero la tensión no desapareció por completo. El bloqueo continuaba. La autopista, convertida en un inmenso estacionamiento, reflejaba la magnitud del problema. La imagen, compartida en redes sociales, mostraba una fila interminable de vehículos atrapados en la parálisis. “Evite la zona”, advertían las publicaciones. La situación se había convertido en un caos vial de proporciones considerables.
Más allá del trancón y las pérdidas económicas, el bloqueo dejaba al descubierto una realidad preocupante: la vulnerabilidad del sector del transporte frente a la delincuencia organizada. El caso de Bernardo Aldana es solo la punta del iceberg. ¿Cuántos otros transportistas viven bajo la amenaza constante de la extorsión? ¿Cuántas vidas están en riesgo?
La protesta de los transportistas de ACME es un llamado a la acción. Un grito desesperado que exige garantías de seguridad y justicia. La liberación de Aldana es un triunfo, sin duda, pero la lucha continúa. La autopista México-Querétaro, hoy silenciosa y paralizada, es un recordatorio de la tarea pendiente: construir un país donde los transportistas, y todos los ciudadanos, puedan trabajar y vivir en paz. Mientras tanto, la incertidumbre persiste, y la pregunta sigue en el aire: ¿qué otras medidas se tomarán para garantizar la seguridad en las carreteras?
Fuente: El Heraldo de México