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24 de julio de 2025 a las 03:35
Justicia para Jael: 4 años de búsqueda, un final trágico.
La historia de Jaqueline Palmeros es un desgarrador testimonio de la lucha incansable de una madre por encontrar a su hija. Cinco años de búsqueda incesante, recorriendo baldíos, terrenos agrestes y sembradíos en la inmensa zona del Ajusco, demuestran una fuerza y una perseverancia que conmueven hasta lo más profundo. Imaginen la angustia, la incertidumbre, la desesperanza que debió enfrentar día tras día, sin perder nunca la fe, aferrada a la promesa que le hizo a su hija: encontrarla. Su historia, tristemente, no es única. El Ajusco, un lugar de belleza natural imponente, se ha convertido en un escenario de dolor y misterio para muchas familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos.
La imagen de Jaqueline, junto con las brigadas del Colectivo "Una Luz en el Camino", rastreando palmo a palmo la tierra, nos recuerda la cruda realidad que viven cientos de familias en México. El hallazgo de los restos de Jael Monserrat, en el "Llano del Vidrio", es un cierre doloroso, pero también una muestra de la importancia de la perseverancia y la organización colectiva. No podemos ignorar el escalofriante dato: 254 personas desaparecidas en la alcaldía Tlalpan en un periodo de menos de ocho años. Una cifra que nos golpea y nos obliga a reflexionar sobre la vulnerabilidad y la inseguridad que prevalece en algunas zonas de nuestro país.
La liberación de los presuntos responsables de la desaparición de Jael, Adriana "N" y Miguel "N", por falta de pruebas, deja un sabor amargo y una profunda sensación de injusticia. ¿Cómo es posible que, a pesar de las evidencias, la justicia no alcance a quienes cometen estos atroces crímenes? La lucha de Jaqueline, sin embargo, no se detiene. Su consigna de justicia sigue intacta, y su voz se une a la de muchas otras madres que exigen respuestas y que no descansarán hasta que se esclarezcan los hechos y se castigue a los culpables.
La historia de Jael Montserrat, una joven de 21 años con toda una vida por delante, truncada de manera brutal, nos recuerda la importancia de la prevención y la atención a las alertas de violencia de género. La cita de trabajo que se convirtió en una trampa mortal, la ruta trazada por las cámaras de vigilancia hasta Eje 5 y Tlalpan, último rastro de su existencia, son piezas de un rompecabezas que aún no se completa. La mención de los "talamontes" y las casas de seguridad en la zona alta media del Ajusco añade un elemento aún más perturbador a esta historia. ¿Qué tipo de actividades ilícitas se desarrollan en estas zonas? ¿Qué papel juegan en la desaparición de personas? La falta de cámaras de seguridad en puntos estratégicos del Ajusco dificulta aún más las labores de búsqueda y permite que la impunidad se perpetúe.
Es necesario que las autoridades implementen medidas más efectivas para garantizar la seguridad de los ciudadanos, que se fortalezcan las investigaciones y que se brinde apoyo real a las familias de las víctimas. La historia de Jaqueline y Jael es un llamado a la conciencia, una invitación a la solidaridad y a la acción. No podemos permanecer indiferentes ante el dolor de quienes han perdido a sus seres queridos. Debemos exigir justicia, exigir respuestas y trabajar juntos para construir un país donde la vida y la seguridad de todos estén garantizadas. El recuerdo de Jael Montserrat debe ser un impulso para la lucha contra la impunidad y la violencia.
Fuente: El Heraldo de México