
24 de julio de 2025 a las 04:20
¡Alerta! Calor extremo de 45° en 3 estados.
El sol abrasador se cierne sobre México, anunciando la llegada de una nueva ola de calor que amenaza con sofocar a gran parte del territorio nacional. Desde la árida belleza de Baja California hasta las exuberantes selvas de Chiapas, el termómetro se dispara, poniendo a prueba la resistencia de la población y la capacidad de adaptación de la naturaleza. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha lanzado la alerta: prepárense, porque el calor extremo ha llegado para quedarse.
Imaginen el desierto de Sonora, donde las dunas doradas parecen reverberar bajo el intenso sol. Allí, el mercurio se eleva sin piedad, alcanzando temperaturas que rozan los 45 grados centígrados. Un escenario similar se repite en Baja California y Baja California Sur, donde la búsqueda de la sombra se convierte en una necesidad vital. Mientras tanto, en el norte y centro de Sinaloa, el noreste y suroeste de Chihuahua, el norte de Coahuila, el este de Nuevo León y el oeste de Tamaulipas, el calor también aprieta con fuerza, recordándonos la importancia de la hidratación constante.
Pero el calor no se limita al norte del país. En San Luis Potosí, Durango, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, el termómetro también sube, aunque con un poco menos de intensidad, oscilando entre los 35 y los 40 grados. Incluso en zonas tradicionalmente más templadas, como el sur de Zacatecas, el norte de Querétaro, el norte de Hidalgo, el norte y suroeste de Puebla y Morelos, se esperan temperaturas máximas de 30 a 35 grados centígrados. Nadie escapa al abrazo incandescente del sol.
Esta ola de calor, como tantas otras que hemos experimentado en los últimos años, es una muestra tangible del cambio climático. El Cenapred, Centro Nacional de Prevención de Desastres, nos recuerda que estos fenómenos, cada vez más frecuentes e intensos, son consecuencia directa del calentamiento global. Los sistemas de alta presión, que atrapan el calor en la superficie e impiden la formación de nubes, se han vuelto más comunes, creando un ciclo vicioso que amenaza con alterar el delicado equilibrio de nuestro planeta.
¿Qué podemos hacer ante esta realidad abrasadora? La clave está en la prevención y la adaptación. En casa, debemos mantener las persianas bajadas durante las horas de mayor insolación, aprovechar las horas más frescas del día para ventilar y, por supuesto, mantenernos hidratados bebiendo abundante agua. Fuera de casa, la protección solar es fundamental: sombreros, gafas de sol y ropa ligera de colores claros son nuestros mejores aliados. Y, por supuesto, evitar la exposición directa al sol durante las horas centrales del día, buscando refugio en espacios con aire acondicionado o sombra.
En la comunidad, la solidaridad es crucial. Prestemos atención a las personas mayores, niños y personas con enfermedades crónicas, quienes son especialmente vulnerables a los efectos del calor extremo. Asegurémonos de que tengan acceso a agua fresca y lugares con sombra. Informémonos sobre los síntomas del golpe de calor y cómo actuar en caso de emergencia. En tiempos de calor extremo, la cooperación y el cuidado mutuo pueden marcar la diferencia entre la seguridad y el peligro.
No subestimemos el poder del sol. El calor extremo puede ser peligroso, incluso mortal. Tomar las precauciones necesarias no es una opción, es una obligación. Protejámonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Juntos, podemos enfrentar esta ola de calor y construir un futuro más resiliente frente a los desafíos del cambio climático.
Fuente: El Heraldo de México