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24 de julio de 2025 a las 12:15

¿Adiós barrio? La gentrificación acecha.

La sombra de la gentrificación se cierne sobre el Valle de México. En menos de una década, municipios como Naucalpan, Atizapán de Zaragoza, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli podrían verse transformados por este fenómeno, a menos que se implementen políticas públicas que impulsen la construcción de nuevas viviendas. Esta advertencia, lanzada por Karim Oviedo Ramírez, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), resuena como un llamado a la acción ante la inminente compresión del mercado inmobiliario.

Las zonas residenciales de nivel medio alto y alto, otrora símbolos de prosperidad y tranquilidad, se perfilan como las más vulnerables. Grandes residencias, habitadas en su mayoría por adultos mayores, podrían quedar vacías con el paso del tiempo, convirtiéndose en el blanco perfecto para la revitalización y, con ella, la gentrificación. Oviedo Ramírez describe un ciclo preocupante: zonas residenciales que alguna vez estuvieron en boga son abandonadas, para luego ser "recuperadas" por inversionistas que buscan la rentabilidad. Este proceso, inevitablemente, atrae a nuevos residentes con mayor poder adquisitivo, desplazando a quienes, por años, consideraron estos lugares su hogar.

El Valle de México, según Oviedo Ramírez, no podrá escapar a este fenómeno si no se toman medidas decisivas. Sin embargo, el presidente de la AMPI matiza su advertencia, argumentando que la gentrificación no es intrínsecamente negativa. La recuperación de zonas deterioradas puede ser crucial para evitar su decadencia total. El ejemplo de Ciudad Satélite, en Naucalpan, ilustra a la perfección este dilema. Creada en los años 60, esta emblemática urbanización ha experimentado un paulatino abandono de sus residentes. ¿Cuál será el destino de sus icónicas casas si esta tendencia continúa? El deterioro y el abandono son las respuestas más probables, abriendo la puerta a una inevitable "recuperación" que replicaría el fenómeno observado en la capital del país.

Esta "recuperación", sin embargo, tiene un costo. La rentabilidad que buscan los inversionistas se traduce en un incremento de las rentas, haciendo inaccesible la vivienda para muchos de los que desean vivir en zonas como Ciudad Satélite. Se genera así un círculo vicioso donde la mejora urbana excluye a los antiguos residentes.

La solución, según Oviedo Ramírez, radica en una planificación inteligente de la construcción de viviendas que satisfaga la demanda actual. El Valle de México enfrenta un déficit de vivienda, agravado por la escasez de servicios básicos como agua, energía eléctrica y recolección de basura. Abordar estas carencias es fundamental para evitar que la gentrificación se convierta en un sinónimo de desplazamiento y exclusión.

El auge de la construcción vertical en la zona, con nuevos edificios que se alzan imponentes, es un claro indicativo del camino que está tomando el proceso de gentrificación en los municipios mexiquenses. Sin embargo, no todos los municipios se enfrentan al mismo destino. Huixquilucan, gracias a su apuesta por la vivienda moderna, se presenta como una excepción a la regla, manteniéndose a la vanguardia y, por el momento, ajeno a la inminente ola de gentrificación. ¿Podrá el resto del Valle de México aprender de este ejemplo y trazar un rumbo diferente? El futuro del mercado inmobiliario y el tejido social de la región dependen de las decisiones que se tomen hoy.

Fuente: El Heraldo de México