
24 de julio de 2025 a las 02:35
Tragedia en Zacatecas: Turistas asesinados rumbo a Durango
El terror se apoderó de la Carretera Federal 45 la tarde del 23 de julio. La tranquilidad de un viaje turístico de Aguascalientes a Durango se vio brutalmente interrumpida por una ráfaga de violencia. Un grupo de civiles armados, a bordo de una camioneta blanca, desató el infierno sobre una Sprinter gris que transportaba a turistas ilusionados. La persecución, que se antojaba sacada de una película de acción, culminó en tragedia a la altura del tramo Río de Medina-Sain Alto. Allí, la camioneta turística, acribillada a balazos, quedó varada como un mudo testigo de la barbarie.
El silencio del paisaje se rompió con el sonido de las sirenas. Elementos de seguridad de los tres niveles de gobierno, junto con personal de emergencias, se apresuraron al lugar. La escena que encontraron fue desoladora: dos personas yacían sin vida, víctimas de la violencia sin sentido. Los heridos, con el pánico aún reflejado en sus rostros, fueron trasladados de urgencia a una clínica en Fresnillo, aferrándose a la esperanza de la vida.
Las palabras del Secretario de Gobierno, Rodrigo Reyes, resonaron con la gravedad de la situación: "Lamentablemente, un grupo de personas que viajaba de Zacatecas rumbo a Durango fue agredido por civiles. Producto de esta agresión, dos personas perdieron la vida". Sus palabras, cargadas de pesar, confirmaban la tragedia que se cernía sobre las familias de las víctimas.
La Secretaría de Seguridad Pública, en una carrera contra el tiempo, logró ubicar el vehículo utilizado en la agresión. Un operativo a gran escala se desplegó en la zona, con un importante número de elementos buscando incansablemente a los responsables. La búsqueda de justicia se convirtió en la prioridad.
Mientras tanto, peritos del Instituto Zacatecano de Ciencias Forenses trabajaban meticulosamente en la escena del crimen. Recolectaban los indicios balísticos, cada casquillo una pieza del rompecabezas que permitiría reconstruir los hechos y, con suerte, llevar a los culpables ante la justicia. Los cuerpos, cubiertos con sábanas blancas, eran un recordatorio sombrío de la fragilidad de la vida.
Este acto de violencia no sólo truncó las vidas de dos personas y dejó heridas físicas y emocionales en los sobrevivientes, sino que también sembró el miedo en la comunidad. La carretera, que antes representaba la libertad y la aventura, se convirtió en un símbolo de peligro e incertidumbre. La pregunta que resuena en la mente de todos es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo la violencia seguirá cobrando vidas inocentes en nuestras carreteras? La exigencia de justicia y seguridad se alza con más fuerza que nunca. Las autoridades tienen la responsabilidad de dar respuesta a este clamor y garantizar la tranquilidad de los ciudadanos.
Fuente: El Heraldo de México