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23 de julio de 2025 a las 05:05

Olvídate del frío: estos alimentos NO van en la nevera

Aunque la refrigeración es una herramienta fundamental para preservar la frescura y seguridad de muchos alimentos, existen algunos que no se benefician de las bajas temperaturas, e incluso, pueden ver afectada su calidad si se almacenan en la nevera. Mantener estos alimentos fuera del refrigerador no solo preserva sus propiedades organolépticas, sino que también optimiza el espacio en el frigorífico, evitando el desperdicio de energía y contribuyendo a una mejor organización.

Comencemos con las frutas tropicales. Piensen en el plátano, el mango, la piña o la papaya. Estas frutas, originarias de climas cálidos, son sensibles al frío. Las bajas temperaturas interrumpen su proceso de maduración, afectando su textura y sabor. Un plátano refrigerado, por ejemplo, puede desarrollar una piel oscurecida y una pulpa blanda, mientras que un mango frío pierde su dulzor característico. Lo ideal es conservar estas frutas a temperatura ambiente, en un lugar fresco y seco, alejado de la luz solar directa. Una vez maduras, se pueden conservar en la nevera por un corto periodo para prolongar su frescura, pero siempre en un recipiente adecuado para evitar que se deshidraten.

Las hortalizas como las papas, las cebollas y los ajos también sufren las consecuencias del frío. Las bajas temperaturas convierten el almidón de las papas en azúcar, alterando su sabor y textura, haciéndolas más dulces y propensas a oscurecerse al cocinarlas. En el caso de las cebollas y los ajos, la humedad del refrigerador puede acelerar su proceso de descomposición, provocando la aparición de moho y brotes. Estos alimentos se conservan mejor en un lugar fresco, seco y bien ventilado, preferiblemente en recipientes abiertos o bolsas de malla que permitan la circulación del aire.

El pan es otro alimento que no debe guardarse en la nevera. El frío acelera el proceso de cristalización del almidón, lo que provoca que el pan se endurezca y se vuelva rancio mucho más rápido. La mejor forma de conservar el pan es a temperatura ambiente, en una panera o bolsa de papel que lo proteja del aire y la humedad. Si se desea conservarlo por un periodo más largo, se puede congelar en rebanadas, para luego tostarlas directamente al consumirlas.

El café, tanto en grano como molido, también se ve afectado por la humedad del refrigerador. El frío y la humedad pueden alterar su aroma y sabor, dando lugar a un café con un gusto rancio y desagradable. Para preservar la frescura del café, es recomendable guardarlo en un recipiente hermético, en un lugar fresco, seco y oscuro.

Finalmente, el aceite de oliva, aunque no se echa a perder en la nevera, sí puede solidificarse y volverse turbio debido a las bajas temperaturas. Esto no afecta a sus propiedades nutricionales, pero sí puede dificultar su uso. Lo ideal es conservar el aceite de oliva a temperatura ambiente, en un lugar oscuro y alejado de fuentes de calor.

Siguiendo estas recomendaciones, podrás disfrutar al máximo del sabor y la textura de tus alimentos, evitando el desperdicio y asegurando su óptima conservación. Recuerda que una correcta conservación de los alimentos no solo contribuye a una mejor experiencia culinaria, sino también a la salud y al bienestar.

Fuente: El Heraldo de México