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23 de julio de 2025 a las 03:55

Nuevo Laredo: Agua limpia, futuro brillante.

Nuevo Laredo, una ciudad fronteriza que se ha convertido en un ejemplo a seguir en materia de saneamiento de agua, ha demostrado que la colaboración internacional y la visión a futuro pueden transformar realidades. La inversión millonaria, fruto de un esfuerzo conjunto entre los tres niveles de gobierno mexicano, organismos internacionales como el Banco de Desarrollo de América del Norte y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, y la Comisión Internacional de Límites y Aguas, ha rendido frutos impresionantes. Imaginen un río, el Río Bravo, que durante años cargó con el peso de millones de litros de aguas residuales sin tratar, un río que dividía, que marcaba una línea entre dos naciones. Hoy, gracias al liderazgo de la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas Villarreal, ese mismo río se convierte en símbolo de unión, un testimonio del poder transformador de la cooperación.

La reducción del 99% en las descargas sin tratamiento al Río Bravo no es solo una cifra, es una historia de cambio, una historia que se escribe con la salud de miles de personas y la revitalización de un ecosistema vital. Más de 17,000 habitantes de Nuevo Laredo, que antes veían el acceso al agua potable como un lujo, hoy lo disfrutan como un derecho garantizado. Este logro no se limita a llevar agua a los hogares, es un paso firme hacia la equidad, hacia la construcción de una sociedad más justa.

Pero la transformación no se detiene ahí. El modelo de saneamiento implementado en Nuevo Laredo va más allá del tratamiento de aguas residuales. Incorpora la visión del reúso, transformando lo que antes era un desecho en un recurso valioso. El 30% del consumo industrial ahora se abastece con agua reutilizada, un ejemplo de circularidad que no solo reduce la presión sobre los recursos hídricos, sino que también impulsa la innovación y la sostenibilidad en el sector industrial.

El éxito de Nuevo Laredo no es un evento aislado, es el resultado de una visión compartida, de un compromiso con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El respaldo del Gobierno de México, bajo el liderazgo de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, y del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, demuestra que la transformación territorial requiere de un enfoque integral, donde lo social y lo ambiental van de la mano.

La experiencia de Nuevo Laredo nos invita a reflexionar sobre el papel crucial de los gobiernos locales en la construcción de un futuro sostenible. Son ellos, en la cercanía con las comunidades, quienes pueden identificar las necesidades, impulsar la innovación y liderar la transformación. La presentación de este modelo ante la ONU no es solo un reconocimiento a Nuevo Laredo, es una inspiración para otras ciudades, una muestra de que la sostenibilidad no es una utopía, sino una realidad alcanzable. El saneamiento del agua, ese proceso que a veces pasa desapercibido, se revela como un pilar fundamental para la salud, el desarrollo y la resiliencia de nuestras comunidades. Nuevo Laredo nos recuerda que el agua, fuente de vida, también puede ser fuente de progreso y de esperanza.

Fuente: El Heraldo de México