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23 de julio de 2025 a las 09:20

La Maestría Política de Trump

La inquietante sombra de la influencia de Donald Trump se extiende, una vez más, sobre el tejido empresarial y deportivo de Estados Unidos, dejando a su paso una estela de interrogantes sobre los verdaderos alcances de su poder. ¿Acaso no hay límites para su intervención, para su capacidad de moldear decisiones, incluso las aparentemente más triviales, a su antojo? La volatilidad del expresidente, su tendencia a inmiscuirse en asuntos que van desde la fórmula de un refresco hasta el nombre de un equipo de fútbol, nos obliga a examinar las motivaciones ocultas tras estas acciones, a descifrar el intrincado juego político que se esconde bajo la superficie.

Tomemos, por ejemplo, el reciente anuncio de Coca-Cola sobre el regreso a la fórmula original con azúcar de caña. Si bien la empresa lo presenta como una respuesta a la nostalgia de los consumidores y a la creciente popularidad de la versión mexicana, la mano de Trump, amplificada por el megáfono de sus redes sociales, es innegable. ¿Casualidad que este cambio beneficie directamente a Florida y Louisiana, estados clave en su estrategia política? Difícil de creer. Incluso la aparente contradicción de que Trump consuma la versión dietética del refresco no hace más que alimentar la sospecha de que hay motivaciones más profundas en juego.

La insistencia de Trump en que el equipo de fútbol americano Commanders recupere su antiguo nombre, “Redskins”, nos lleva a otro terreno, el de la “guerra cultural” que divide a Estados Unidos. Un nombre considerado ofensivo por muchos, descartado en 2020 tras años de presiones, resucita ahora como un símbolo de desafío, una bandera enarbolada por el expresidente para congregar a sus seguidores. No se trata de nostalgia, sino de una calculada provocación, un intento de capitalizar la polarización y avivar las llamas de la controversia.

Y en este escenario, la ciudad de Washington D.C., un bastión demócrata, se convierte en el tablero de juego de las ambiciones de Trump. La construcción del nuevo estadio para los Commanders, un proyecto de miles de millones de dólares, se ve amenazada por la sombra alargada del expresidente, quien, desde su posición de influencia sobre el Partido Republicano, agita la posibilidad de "restricciones". ¿Un acto de resentimiento hacia una ciudad que lo rechaza? ¿Una maniobra de distracción para desviar la atención de los escándalos que lo acechan? Probablemente ambas cosas.

La compleja trama de poder que teje Trump, su habilidad para manipular las palancas de la política y los negocios, nos deja con una pregunta inquietante: ¿dónde están los límites? ¿Hasta dónde llegará en su afán de mantener su influencia, de controlar la narrativa, de imponer su voluntad? La respuesta, como tantas cosas en el universo Trump, permanece envuelta en la incertidumbre. Pero una cosa es clara: su sombra, omnipresente e impredecible, sigue proyectándose sobre el futuro de Estados Unidos.

Fuente: El Heraldo de México