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23 de julio de 2025 a las 08:40
Justicia para Daysi: Su carta y su trágico final
La tragedia ha sacudido a la comunidad de Naucalpan. El eco del dolor resuena en las calles, en las redes sociales, en los corazones de quienes conocieron a Daysi, una joven de apenas 15 años cuya vida fue truncada de manera abrupta. Una carta, escrita con la tinta indeleble del sufrimiento, revela un presunto infierno vivido bajo el mismo techo: abuso sexual, psicológico y laboral, infligido, según sus palabras, por su padrastro, conocido como “Don Meche”. La figura paterna, convertida en verdugo, habría empujado a Daysi a un acto desesperado. El nombre de "Don Meche", propietario de una vecindad, ahora se pronuncia con rabia y consternación. La comunidad exige justicia, clama por que se haga la luz en este oscuro episodio y que el peso de la ley caiga sobre el responsable.
La indignación se materializó en una marcha pacífica en la zona de Los Arcos. Amigos, vecinos, conocidos, unidos por el dolor y la sed de justicia, portaron pancartas con el rostro de Daysi y consignas desgarradoras: “Los niños no se tocan”, “Justicia para Daysi”. Voces que se alzan, no solo para honrar la memoria de la joven, sino también como un grito de auxilio, una llamada a la acción para prevenir que otras niñas sufran el mismo destino.
La situación se torna aún más compleja y dolorosa ante la aparente reticencia de la madre de Daysi a presentar una denuncia formal. Un silencio que amplifica el clamor de justicia de la comunidad, que exige a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México que actúe de oficio. La justicia no puede esperar, no puede depender de la voluntad de una madre posiblemente abrumada por el dolor y, quizás, por presiones externas. La carta de Daysi es un testimonio que no puede ser ignorado. Es la voz de una víctima que, aún en la muerte, busca justicia.
El bloqueo intermitente de Los Arcos es un acto de desesperación, una manifestación visible del hartazgo ante la violencia y la impunidad. La comunidad se niega a olvidar, se niega a callar. Mientras tanto, la Fiscalía del Estado de México guarda silencio. La ausencia de un pronunciamiento oficial aumenta la tensión y la incertidumbre. ¿Se hará justicia para Daysi? ¿Se investigarán a fondo las acusaciones? ¿Se protegerá a otras posibles víctimas?
El Código Penal del Estado de México es claro en la tipificación y sanción del abuso sexual, especialmente cuando las víctimas son menores de edad. Las penas se agravan si el agresor es un familiar, como en este caso. La justicia no solo debe ser aplicada, debe ser ejemplar, para que sirva como disuasivo y para que las víctimas sepan que no están solas, que hay leyes que las protegen y que la sociedad las respalda.
Los casos de Jalisco y Oaxaca, donde se han logrado sentencias condenatorias por inducción al suicidio, demuestran que la justicia es posible. Estos precedentes son un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. La violencia psicológica, el aislamiento, el control extremo, pueden ser tan letales como la violencia física. Es fundamental que se visibilicen estas formas de violencia y que se castigue a los responsables.
El caso de Daysi no puede quedar impune. Es un llamado a la conciencia colectiva, una invitación a construir una sociedad donde las niñas y los niños estén seguros, donde sus voces sean escuchadas y donde la justicia prevalezca. La memoria de Daysi exige que no olvidemos, que sigamos exigiendo justicia, que trabajemos para erradicar la violencia y que construyamos un futuro donde tragedias como esta no se repitan.
Fuente: El Heraldo de México