
23 de julio de 2025 a las 06:15
Impacto del precio récord de la carne de res en México
La carne de res se ha convertido en un lujo en Estados Unidos, alcanzando precios que rivalizan con los del caviar, y dejando atrás incluso la escalada de precios de los huevos que vivimos hace unos meses. Imaginen, ¡9.26 dólares por libra! Eso equivale a casi 400 pesos mexicanos por cada kilo. Una cifra que hace que uno se lo piense dos veces antes de preparar un asado el fin de semana. Especialmente si pensamos en cortes como el filete, que ha experimentado un aumento del 12.4%, o la carne molida, un básico en la cocina de muchos hogares, con un incremento del 10.3%. Este no es un simple bache en el camino, sino el resultado de una década de problemas en la industria ganadera, una verdadera tormenta perfecta que está impactando nuestros bolsillos.
El panorama es complejo, mucho más que el del mercado de los huevos, como bien lo describe Michael Swanson, economista jefe de agricultura de Wells Fargo. La industria ganadera, en sus palabras, es el "Salvaje Oeste" del mercado de proteínas. Un territorio sin ley donde convergen diversos factores que contribuyen a este aumento desmedido.
Por un lado, tenemos la sequía implacable que azota las regiones ganaderas del país. Pastos secos, ganado sediento, y ganaderos obligados a comprar alimento a precios exorbitantes, lo que a su vez, dispara los costos de producción. Una situación que nos recuerda la fragilidad del equilibrio natural y su impacto directo en la economía.
A esto se suma la disminución de los rebaños de ganado, que han alcanzado su nivel más bajo en 74 años. Una cifra alarmante que nos habla de una crisis profunda en el sector. Menos ganado, menos carne, y por la ley de la oferta y la demanda, precios más altos. Es un círculo vicioso que parece no tener fin.
Y como si fuera poco, las importaciones de carne de res desde países como Argentina, Australia y Brasil han aumentado considerablemente, representando ya el 8% del consumo en Estados Unidos. Mientras tanto, nuestras exportaciones han caído un 22% en mayo con respecto al año anterior. Una situación que nos coloca en una posición vulnerable en el mercado internacional.
Lo más preocupante es que, a pesar de estos precios desorbitados, la demanda de carne de res se mantiene firme. Los estadounidenses, fieles a sus hábitos alimenticios, siguen consumiendo carne, aunque sea a un precio mucho mayor. Sin embargo, esta aparente estabilidad podría ser un espejismo.
La incertidumbre económica que se respira en el ambiente, la posible caída en la confianza del consumidor, y la previsible bajada de los precios del ganado en el futuro, son factores que podrían cambiar drásticamente el panorama. Nadie quiere quedarse con el ganado más caro cuando los precios comiencen a bajar, y ese momento, inevitablemente, llegará.
Y aquí es donde entra México en la ecuación. Nuestro país, integrado con Estados Unidos a través del T-MEC, se verá inevitablemente afectado por esta crisis. Somos un importante exportador de carne de res a Estados Unidos, y este aumento de precios podría incrementar la demanda de carne mexicana, elevando a su vez, los precios internos. Una situación que impactaría directamente en el bolsillo de las familias mexicanas.
Además, si Estados Unidos decide aumentar sus importaciones desde otros países, México podría enfrentar una mayor competencia en el mercado global, afectando a nuestros productores nacionales. Un escenario que debemos contemplar y para el cual debemos estar preparados.
La crisis de la carne de res en Estados Unidos es una llamada de atención. Nos recuerda la interconexión de los mercados, la importancia de la estabilidad en la producción, y la necesidad de buscar soluciones a largo plazo para garantizar el acceso a alimentos básicos a precios justos. El futuro de la industria ganadera, tanto en Estados Unidos como en México, depende de las decisiones que tomemos hoy.
Fuente: El Heraldo de México